Impactante marcha… de clasemedieros
- Óscar González Ortiz
- 20 nov 2022
- 5 Min. de lectura

(COLUMNA EN NOVEDADES). El Partido Socialista Unificado de México (PSUM), heredero del legendario Partido Comunista Mexicano (PCM), una fusión de partidos de izquierda impulsada por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Porfirio, Muñoz Ledo, Arnoldo Martínez Verdugo, José Woldenberg Karakowsky, Amalia García Medina, Pablo Gómez Álvarez, Ifigenia Martínez Hernández y el propio Andrés Manuel López Obrador, actual presidente, que se disolvió para apoyar en 1988 la candidatura presidencial del primero en una amplia alianza de centro izquierda e izquierda que incluyó a figuras tan importantes como Heberto Castillo Martínez, que declinó su candidatura a favor del hijo del histórico “Tata” michoacano.
La candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas por la coalición llamada Frente Democrático nacional movió a todo México, al tiempo que la del priista Carlos Salinas de Gortari simplemente no levantaba ni con todo el apoyo del gobierno y de las televisoras, en particular del monstruo Televisa.
El izquierdista ganó claramente al oficialista, pero había un plan “b” que desde hacía semanas ya era el “a”: a la hora de contar los votos, Manuel Bartlett Díaz —sí: el cercano amigo del hoy presidente Andrés López—, entonces secretario de Gobernación, la dependencia política encargada de los trabajos sucios para el PRI-gobierno, declaró la legendaria “caída del sistema” de cómputo, que una vez “restaurado” reflejó una inverosímil recuperación de sufragios a favor del neolonés: fraude escandaloso y descarado del árbitro electoral a favor de su correligionario.
El 11 de octubre de 1990 nació el IFE —hoy INE— como órgano constitucional autónomo, cuyo primer presidente fue Woldenberg , que menos cercano al oficialismo neoliberal naciente no podía ser, pues el presidente espurio Salinas permitió su nacimiento solo por presión ciudadana y como forma de ganar legitimidad después del atraco comicial.
Sin embargo, Andrés López, quien nunca habría llegado a ser jefe de gobierno del entonces Distrito Federal y mucho menos presidente de la república —cargo que hoy ocupa— está empeñado en hacer inoperantes tanto al órgano electoral administrativo como al jurisdiccional con la clara intención de hacerse del control permanente del país en los tres órdenes de gobierno.
Es claro que la clase media, que predomina en las redes sociales, no quiere al presidente populista y autoritario en el que ya en el poder se reveló López, así que los videos de hace años en los que preconizaba la labor del INE circularon profusamente desde que envió su iniciativa de reforma electoral, regresiva y autocrática, pero harían muy mal estas capas de la población que convertidas en una multitud clamorosa en contra de los ataques a la vida democrática de México, entre los cuales la metralla contra el órgano administrativo electoral solo es lo más visible, pero lo demás ni siquiera ha empezado a cuajar. Escribe el ex consejero electoral de Quintana Roo, Jorge Manríquez Zenteno:
“La marcha de este domingo 13 de noviembre de 2022, realizada en varios estados del país, y que tuvo como epicentro la Ciudad de México, es una protesta que contó con el liderazgo de José Woldenberg, figura emblemática de la transición a la democracia, y se articuló a través de la consigna de defender la autonomía del INE.
“Así, ‘El INE no se toca’ parece encontrar en el liderazgo y figura de José Woldenberg, el encauzamiento necesario para convertirse en un movimiento social que desafía racional y consistentemente la pretensión presidencial de transformar el sistema electoral y sus instituciones.
“Lo de este domingo fue una protesta social que demostró fuerza y capacidad de convocatoria, pero que corre el riesgo de disiparse rápidamente, al paso de los días, si esta etapa de efervescencia social no culmina con el nombramiento de un grupo o comité que los represente y que al mismo tiempo exija un espacio de participación permanente en las mesas de trabajo y negociación legislativa para la reforma electoral”.
Podemos o no estar de acuerdo en temas como la reducción al financiamiento de los partidos políticos y quizás en la disminución de los salarios y emolumentos de los consejeros electorales, pero no en la regresión en las instituciones e infraestructuras de la democracia mexicana que, aunque imperfectas, son reconocidas como muy avanzadas en prácticamente todos los países, incluido Costa Rica, que López Obrador puso como contraste en su repudio al INE, pero los internautas, ni tardos ni perezosos, encontraron que solo se trata de un disparate más del presidente, pues las autoridades electorales de ese país aparecen en un video reconociendo al INE y premiándolo en la persona de su consejero presidente —y némesis del gobernante mexicano— por ser un ejemplo mundial en la materia.
HELADA MADRINA
No es siempre santo de la devoción de Café negro porque nos parece un periodista muy pendular, casi gitano. Jorge Zepeda Patterson a veces es muy certero por objetivo y mesurado, otras ocasiones sus escritos se valoran precisamente por su escasa afición al café con leche y al agua tibia, por agresivos y carentes de concesiones y, en otras más, sucumbe de plano a filias, fobias y pasiones personales. El que citamos para rematar, publicado hoy, 15 de noviembre, es excelente:
“El debate sobre el balance de la marcha en contra del INE seguirá corriendo durante varios días, y no podía ser de otra manera. Tan importante era el número de manifestantes como la guerra posterior para determinar el valor político del músculo exhibido. Sesenta mil, cómo dice el Presidente, o incluso 405 mil como estima la prensa crítica, son muchos o son pocos según se mire (más allá de las cifras ridículas de 10 mil personas que mencionó Martí Batres, secretario de Gobierno de la CdMx o, en el otro extremo, 640 mil según Guillermo Valdés, ex director del Cisen). La pregunta clave es: ¿éxito o fracaso?
“Los organizadores resaltarán aspectos cualitativos, como es el hecho de que hayan participado corrientes políticas de muy diversa índole o que la protesta haya sido replicada en docenas de ciudades. Por su parte, Presidente desdeñó el número, considerando que había sido una convocatoria de empresarios, Iglesia, medios de comunicación, intelectuales y sectores medios, como diciendo: si eso es lo que consiguieron, entre todos, no hay nada de qué preocuparse. Supongo que los organizadores entendían que en última instancia no se trataba de un asunto de número (más allá, obviamente, de que no fuera un evento desairado), sabiendo que los obradoristas pueden convocar públicos más amplios. Intentaban un golpe para impactar en la opinión pública respecto al rechazo a la reforma electoral, por un lado y, por otro, presionar a los actores políticos (léase PRI) para no conceder a Morena los votos que necesita en la Cámara para aprobarla. Si consiguieron impactar a la opinión pública o no, lo sabremos con los sondeos que se realicen a partir de ahora; se recordará que, hasta hace unos días, el grueso de los entrevistados aprobaba un cambio en el INE vagamente en la dirección de lo que propone el Presidente. En lo segundo, probablemente la marcha tenga más éxito: presionar a la dirigencia del PRI a sostenerse en su dicho de rechazar la iniciativa presidencial. Varios de los que emitirían tal voto participaron en la manifestación, lo cual haría que recular en su posición supondría un costo político más alto (para lo que valga al cinismo de un miembro de la clase política)”.
GRILLOGRAMA
Para valorar una marcha…
Tal vez conscientes están
Gobierno y opositores
Pues, señoras y señores
No son muy muy ni tan tan
columnacafenegro@gmail.com
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