Cancún, en una fotografía
- Óscar González
- 25 ago 2020
- 4 Min. de lectura

(COLUMNA EN NOVEDADES). Cancún debiera estar echando la casa por la ventana por su medio siglo de existencia, con sus habitantes reunidos en celebraciones, fiestas, eventos y tertulias, pero desde hace algunos meses esto que tanto merecía nuestra milagrosa ciudad quedó suspendido en el ominoso tiempo de la pandemia.
Por eso –y por el notable valor intrínseco de la obra, desde luego– el quinto libro del cronista de Cancún (el cronista-cronista, pues variopintos narradores de la vida cancunense, ya sea por nativismo o por antigüedad, siempre han pretendido escatimarle tal cargo honorífico) Fernando Martí Brito, 50 años de vida, se ha tornado tan significativo: no tenemos fiestas para decir “¡salud!” por la efeméride, pero sí un punto de partida extraordinario para reflexionar sobre uno de los destinos turísticos más importantes del mundo.

Lo que decimos no solo surge de manera casi automática al recorrer las 330 páginas de fotografías, que van desde la época primigenia del Cancún de hace 50 años hasta la impresionante y a veces convulsa modernidad que vive hoy, con los evocadores pies de foto del autor de Fantasía de banqueros, sino que –y estamos seguros de que esa era la intención subyacente del proyecto– nos permite comprender en esa película en cámara rápida del devenir de este primer polo turístico planeado como tal, desde sus rudimentos asentados en la selva caribeña hasta el portento –y a veces monstruo– cosmopolita que es hoy.
El flamante libro del director del injustamente abandonado Foro Nacional de Turismo, que aportó durante más de tres lustros notables luces a la comprensión de la industria, no solo en su dimensión de negocios, sino igualmente a la del desarrollo socialmente complejo, de oportunidades y hasta de fracasos –a Martí, el periodista, no le gustan las concesiones facilonas, sino la crítica reflexiva–, ya en sí mismo es una joya gráfica que quienes amamos a Cancún no nos podemos permitir no poseer y dejar de presumir en nuestras bibliotecas, pero lo que más nos llamó la atención fueron los comentarios de varios cancunenses históricos tras haber acogido con entusiasmo la misión –el gustoso reto– de elegir una de las increíbles y variadas gráficas de la obra como favorita.
Tenemos que 50 años de vida nos dijo mucho más de lo que hubiera podido hacerlo una reflexión histórica o multidisciplinaria sistemática –honduras en las que Martí Brito también se las gasta con holgura, como en el estudio urbanístico, arquitectónico y paisajístico Cancún, paraíso inventado–: los comentaristas invitados que grabaron videos para la presentación a la que asistimos virtualmente no solo nos hicieron vibrar las fibras más nostálgicas de nuestro ser cancunense, sino que demostraron que el concepto “Cancún”, hoy ya maduro –riesgosamente maduro, nos atreveríamos a decir–, es capaz de dar lecciones al mundo sobre la planeación, ejecución y desarrollo de un proyecto turístico.
El mismo autor señaló en la presentación que entre la gran cantidad de joyas de la lente varios de los comentaristas invitados coincidieron en elegir una misma fotografía: la toma aérea de Punta Cancún de 1969 en la que se aprecia la prístina belleza natural de la isla que hoy es un conglomerado pletórico de grandes hoteles y todo tipo de negocios turísticos. Ahora es el corazón de la vida nocturna de Cancún y su referente neurálgico en la zona hotelera más importante y grande de Latinoamérica.
El entrañable Rafael Lara Lara, de las pocas autoridades en la historia de México que conserva y sigue cultivando un intenso cariño de sus gobernados como alcalde, se refirió a esa foto de la página 3. Lo hicieron también –entre otros– el submarinista Beto Friscione, al comentarnos que esa prodigiosa visión del inmenso color turquesa del mar caribe al lado del tono marino brillante de la Laguna Nichpté lo decidió a mudarse a Cancún de manera definitiva, y la turistera Armina Wolpert, con cuyas reflexiones nos quedamos como lo mejor de lo mucho bueno que arrojó la cita con Martí y su obra: dijo de un modo que pocas veces me ha parecido tan certero, ante el contraste de la naturaleza original de Cancún con el desarrollo de la impresionante estructura que hoy se erige ahí, que amén del gran orgullo que sentimos todos los quintanarroenses por ella siempre hay una cuota de tristeza que hay que pagar. Desde nuestro punto de vista, ese podría ser el referente obligado para todos los desarrollos turísticos y urbanos del presente y del futuro, el equilibrio, reflexión que en aquel entonces no existía o cuando mucho estaba apenas en el germen de la sobrecogedora admiración que nos despiertan el mar, la brisa y el sonido de las olas batiéndose en la albeante arena de las playas más hermosas del mundo.
Claro que, sin nuestro Cancún, esta entrañable urbe turística del Caribe mexicano, tampoco habría cancuneses que reflexionaran sobre esto.
HOMÚNCULOS
No hay vuelta de hoja. El tema Pío López Obrador es una cochinada. Fue un desfalco al gobierno de Chiapas, un robo a la federación o un delito electoral. Lo que fuere, significa algo tan reprobable como las peores raterías del "Prian". El hermano impresentable del presidente y su compinche morenista, cuyo nombre significa inopinadamente casi tanto como santo, deben estar en el banquillo de los acusados, y el presidente en picota. No hay más. Son tan pillos o más que sus antecesores. Pobre país de ratas inmundas.
GRILLOGRAMA
Tal para cual…
Son tan ratas como estos
Esos minions de obrador
Con sus pilladas de horror
Los pejistas deshonestos
columnacafenegro@gmail.com













