López Obrador descalifica a críticos
- Óscar González
- 16 feb 2019
- 6 Min. de lectura

(COLUMNA CAFÉ SABATINO EN NOVEDADES. CLIC EN IMAGEN). En Quintana Roo sabemos muy bien lo que es el autoritarismo, porque por desgracia se trata de una experiencia muy reciente. Roberto Borge Angulo, aun encarcelado, presionó a la prensa crítica, pero hizo todo lo que estaba a su alcance por aplastar a la que le era hostil. Nadie tiene siempre la razón, pero los excesos fueron notorios. También el joven mandatario caribeño ejerció un control total y según las causas judiciales ilegal de los organismos públicos descentralizados del estado que, como se ha ido revelando –el jueves se declaró la culpabilidad de la extitular de la CAPA Paula González Cetina, y está en espera de la determinación precisa sobre su condena–, fue para lograr un inmenso beneficio económico.

Sin sospechar de manera alguna que sus motivos sean de beneficio económico propio, sí pensamos que es una lástima que sea el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador quien esté propiciando las calificaciones negativas de su incipiente mandato dando a sus detractores y hasta furibundos enemigos razones para afirmar que sus vaticinios de un gobierno autoritario con su victoria en la elección de julio eran certeros. Reporteros, comentaristas, medios de comunicación, organismos autónomos y hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación han sido objetos de fuertes dicterios lanzados principalmente desde sus conferencias matutinas.
No se entiende por qué sus planes de contenido social, combate a la pobreza, desarrollo de regiones poco favorecidas y combate a la corrupción, entre muchos otros rubros que han sido aplaudidos por la población y bien recibidos por la opinión pública son aparentemente saboteados por el propio Andrés Manuel con arranques autoritarios, al borde de la iracundia. Apenas empezando el año el periódico capitalino Reforma dio a conocer que el primer mes de su gobierno los homicidios aumentaron 65 por ciento respecto a noviembre de 2018.
López Obrador criticó precipitadamente la nota sin presentar argumentos o cifras en contra, volviendo a su sempiterno discurso contra el conservadurismo, asegurando que lo publicado era una “volada”. Los seguidores acríticos del presidente pensaron y comentaron que tuvo la razón al descalificar al periódico de impacto nacional, pero entre los comunicadores la impresión que privó fue la de intolerancia más que la de réplica válida.
Cabe decir que el conteo del Reforma se fundamentó en cifras de conocimiento público y no en especulación alguna. En la misma conferencia matutina en la que el asunto salió a relucir el jefe del Poder Ejecutivo se mostró desencajado al responder los cuestionamientos, y volvió al tono de descalificar a quienes no están de acuerdo con él, mismo que sostuvo en su campaña en concordancia con su estilo de más de tres lustros.
Nadie diría que el Reforma es un medio progresista y mucho menos izquierdista aunque a sus espacios editoriales tienen acceso continuo no pocos analistas y comentaristas de dicha tendencia, pero lo cierto es que se trata de un periódico de mucho prestigio y fuera de sus fans y el pueblo que lo sigue incondicionalmente la opinión pública se sintió molesta, intimidada y hasta amenazada por la respuesta presidencial. Entre integrantes del gremio periodístico se percibió una apenas velada amenaza de censura por parte del gobierno federal.
HELADA MADRINA
Si tienen o no razón el Reforma o López Obrador habría que averiguarlo con más serenidad, porque este presentó en su conferencia matutina del 3 de enero, ya con cifras –gubernamentales, claro está– y acompañado del secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, la metodología y fuentes de información del Gabinete de Seguridad. A eso debió limitarse en su respuesta, pero no aguantó la tentación de descalificar a un medio que considera hostil, acaso con razón.
“Se decidió hablar sobre este tema porque ayer se dio a conocer una información sensacionalista, no apegada, según nuestro punto de vista y según nuestros datos, a la realidad. Se habló de manera ligera que había un incremento del 65 por ciento en delitos violentos, cosa que no coincide con lo que realmente ha sucedido”, sentenció el gobernante desde Palacio Nacional. Derecho a la réplica, sin duda, pero políticamente muy cuestionable. No por nada es que en la tradición del siglo pasado se estableció que hacer política era el arte de comer sapos –por no usar una expresión más común, pero muy poco elegante– sin hacer gestos.
Empero las peores opiniones en contra del gobierno que llovieron casi desde el momento de la explicación lopezobradorcista se debieron a que el secretario Durazo pretendió dar clases de periodismo al medio de marras. Citamos a Somos el medio:
“‘Si me permiten quisiera presentar a ustedes con todo respeto(…) los errores, cinco fallas en la metodología de Reforma’.
“Según el Secretario de Seguridad Pública, dentro de los errores cometidos por Reforma se encuentra el que la investigación no se basa en un concepto delictivo claramente definido. Contrario a las mejores prácticas Reforma no define explícitamente qué entiendo por ejecuciones’.
“Lo anterior se suma a que ‘la investigación del diario no cuenta con una metodología sólida con una definición técnica y un mecanismo de estandarización de este delito, no es replicable y que Reforma no transparenta sus fuentes, ni sus criterios de inclusión, ni clasificación’.
“Durazo añadió que Reforma no reporta si cuenta con la infraestructura y cobertura necesaria para incorporar los datos de todo el país, además de no reconocer que la calidad de la fuente utilizada pueda variar por estados.
“Para finalizar el Secretario de Seguridad Pública hizo una invitación al diario Reforma para que comparta su metodología y datos con el Gobierno de México y así compararlos con las estadísticas oficiales reportadas por el Centro Nacional de Información”.
HOMÚNCULOS
La hostilidad del presidente contra los medios que no le son afines y que durante años identificó con la mafia del poder no es nueva ni rara, por lo que no sorprende tanto su reacción contraria a un manejo político de la comunicación gubernamental, pero lo que sí puede alarmarnos es su ataque a los órganos autónomos del Estado y a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Toda la semana arremetió contra estas instituciones que no se han plegado, como sí lo hacen las dependencias gubernamentales, a su voluntad.
El lunes arremetió contra la Comisión Regladora de Energía al presentar una lista de exfuncionarios a los que acusa de haber debilitado a la Comisión Federal de Electricidad. El presidente dijoque los organismos reguladores se crearon con el fin de beneficiar a empresas privadas y debilitar a las empresas del Estado, a través de “contratos leoninos”.
“Una de estas reguladoras que crearon después de la reforma energética obligó a la CFE a contratar la compra de energía eléctrica a empresas particulares y a pagar si se presentaban problemas a las empresas particulares, como si se estuviese recibiendo el gas, por eso hablamos de contratos leoninos”, dijo. Asimismo, aseguró que tanto la CRE como la Comisión Nacional de Hidrocarburos estaban "tomadas", pero que serían renovados con sus propios perfiles. Léase: cambiando a los integrantes por personas afines a su gobierno. Al otro día anunció una iniciativa para poner un candado de 10 años para que los exfuncionarios que hayan estado en el gobierno no puedan ser contratados por empresas o consorcios que tuvieron tratos o contratos co el gobierno; esta ya está en el congreso. Las palabras saqueo, robo, simulación e intereses creados menudearon en el mensaje mañanero. Ahí criticó al INAI porque según aseguró tuvo entre sus primeras decisiones mantener reservada la información relativa a los créditos fiscales y más recientemente de haber decidido lo mismo en relación al caso Odebrecht, y al Instituto Nacional para la Evaluación Educativa por ser, al igual que los anteriores órganos, de corte neoliberal. De todos estos órganos –de los cuales aseveró que no pretende su desaparición– criticó que “son muy leguleyos, con todo respeto, los impulsores del gobierno paralelo de esta constelación de órganos autónomos que crearon en el periodo neoliberal para favorecer a las minorías y para simular”
Pero los ataques de López Obrador a las instituciones que no se pliegan a sus mandatos estalló al acabar la semana cuando por mayoría de tres votos, la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó mantener la suspensión concedida en contra de la Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos, tras revisar la impugnación presentada por el Gobierno de México.
Al analizar dos recursos de reclamación derivados de la acción de inconstitucionalidad promovida por una minoría en el Senado, la Corte resolvió que de revocarse la suspensión combatida se podrían vulnerar de manera irreparable derechos fundamentales de los servidores públicos.
Este fue el argumento de los ministros:"El artículo 1 de la Constitución Federal, en sus párrafos segundo y tercero establecen que las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esa Constitución y con los tratados internacionales de la materia, favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia".
México es una república federativa gobernada por tres poderes autónomos, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y ninguno de estos debe estar superpuesto a otro. Esa fue una de las prácticas centenarias que hicieron que la ciudadanía votara por López Obrador. Parece ser que se le olvidó y pretende restaurar un vigoroso presidencialismo que creíamos en vías de extinción.
Esperamos equivocarnos en esta percepción, pues amén de un grave daño para el novel gobierno esto significaría un terrible retroceso para el país.
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