top of page

Trump, Félix y el turismo caribeño

  • Foto del escritor: Óscar González Ortiz
    Óscar González Ortiz
  • 22 jul 2024
  • 5 Min. de lectura


ree

Óscar González Ortiz

 

COLUMNA EN NOVEDADES). Las crisis de ira antilatinoamericana de los gobiernos estadounidenses —que inciden también en las relaciones con Canadá por razones geopolíticas y no tanto raciales —de los tiempos recientes han afectado a la población hispano-descendiente de muy diversas formas y con distintas intensidades, siendo la más grave siempre la relacionada con la migración y la vida en la frontera entre México y Estados Unidos, pero también, aunque en mucho menor medida, han afectado a la actividad turística.

En realidad, casi nunca ha habitado la Casa Blanca un presidente realmente “amigo” de Latinoamérica en general y de México en particular, aunque algunos presidentes, en general miembros del Partido Demócrata, no hayan han sido odiadores y sí menos energúmenos en su trato hacia la gente originaria del sur del río Bravo, que el vecino del norte llama Grande.

No era necesario que, como finalmente sucedió ayer, el presidente Joe Biden abandonara formalmente la carrera presidencial estadounidense para suponer que, de no suceder algo extraordinario, quien rendirá protesta el próximo 20 de enero en Washington será el magnate neoyorkino Donald Trump, quien no solo no se toma la molestia en disimular su odio hacia la América Latina y sobre todo hacia México, sino que lo tomó como bandera de campaña, para beneplácito de un gran número de adeptos, en su mayoría racistas blancos fanatizados, que no se circunscriben únicamente a la extrema derecha y a las organizaciones supremacistas y violentas como el Ku Klux Klan, sino que incluyen a muchos trabajadore que consideran que los inmigrantes latinoamericanos los roban oportunidades y puestos de trabajo por ser una mano de obra más barata, amén de supuestamente propiciar la delincuencia y el pandillerismo en aquellas ciudades en las que tienen una presencia importante.

El discurso xenófobo de Trump es, amén de extremo, es electoralmente muy rentable, pues hasta las personas de raza negra y de otras minorías encuentran muy cómodos al culpar de todos los males que aquejan a la bastante decadente sociedad estadounidense a los hispanoamericanos que ingresan, en la mayoría de los casos y de manera ilegal, a través de la frontera con México, incluyendo no solo a connacionales sino a una gran cantidad de migrantes provenientes de Centroamérica, Sudamérica y las Antillas.

La situación para esta población vulnerable en tránsito, es de temer, empeorará con el gobierno de Donald Trump, que ha prometido continuar y concluir la construcción del famoso muro fronterizo con México, endurecer las políticas atinentes y perseguirla de manera implacable, lo que lamentablemente podrá significar un acoso inhumano y atentatorio contra los derechos fundamentales.

En Quintana Roo se han evaluado siempre las alertas de viaje —conocidas como warnings— que emiten las autoridades gubernamentales estadounidenses, particularmente las del conservador estado de Texas, seguramente el principal emisor de turistas hacia el Caribe mexicano, y casi siempre se ha percibido que estas tienen más un efecto político doméstico que un gran impacto en nuestra industria turística, sin llegar tampoco a que este sea del todo despreciable.

Una previsible actitud negativa del presidente Trump hacia los destinos mexicanos y en particular hacia Quintana Roo seguramente causará un cierto efecto disuasivo entre los viajantes, pero en realidad los factores que estos toman en cuenta son primordialmente calidad, precio, conectividad y facilidades para los extranjeros y angloparlantes, aspectos que nuestro estado garantiza sobradamente, por lo que no se espera una afectación tan severa como la iracundia de Trump hacia México, exacerbada sobre todo desde que fracasaron estrepitosamente emprendimientos del millonario en negocios turísticos, principalmente en el Caribe mexicano.

Recordamos muy bien la presencia de Ivanka, la espigada hija de Donald Trump, en un informe de actividades del gobernador Félix González Canto, celebrado todavía en el muy modesto Salón Bellavista de Chetumal, la capital: el contexto era la celebración del certamen de belleza Miss Universo, que nació por motivos meramente empresariales en Long Beach, Estados Unidos, en 1952, patrocinado por Pan Am y los Estudios Universal, pasando por varios auspiciadores hasta que en 1996 el evento fue comprado por Trump. En 2007 la sede Miss Universo, ganado por la bella japonesa Riyo Mori, fue la Ciudad de México, con subsedes en Tuxtla Gutiérrez y Cancún, destacando ésta última por su belleza y proyección internacional.

Se dice que la tirria de Trump contra los mexicanos nació luego de aquel evento, en el que acusó a los mexicanos, señaladamente al entonces gobernador de Quintana Roo Félix González Canto, de haberlo engañado y robado en los negocios supuestamente prometidos, aunque la mitomanía del candidato republicano del peinado chistoso es legendaria, al igual que su megalómana tendencia a echarle la culpa de todo a las demás personas, pero quienes no quieran bien al político cozumeleño —o de plano lo malquieran— ya tienen a quien echarle la culpa de los males boreales venideros durante los próximos cuatro años.

Aquí dos cosas que no creemos: que Félix se haya transado a Trump —y que éste se haya dejado— y que el turismo en el Caribe mexicano vaya a colapsar solo por las “malas vibras” del alucinado millonario, por poderoso que sea.

(Hasta aquí el texto publicado en Novedades).

 

HELADA MADRINA

Poco después —las líneas precedentes las redactamos antes, ayer domingo— de que Joe Biden soltara el arpa, él mismo y la propia vicepresidenta propusieron la candidatura a la Casa Blanca de ella, Kamala Harris, política y abogada negra de origen sudasiático, concretamente tamil, etnia de la India.

De inmediato el lanzamiento de esa posibilidad causó un enorme impacto en el medio político y revuelo en los de comunicación, pues se trata de una política sui géneris que ha sido primera en casi todo lo que ha hecho en la vida —primera vicepresidenta de Estados Unidos, primera senadora indo-estadounidense (y segunda afroamericana), primera fiscal general de California, primera fiscal general de San Francisco…—, muy encumbrada en su partido y que se considera con una notable popularidad, suficientemente progresista y capaz para enfrentar al conservadurismo fascistoide y brutal del republicano chovinista Donald Trump, lo cual afirmamos conscientes y a pesar del mal gusto que en términos de escritura implica utilizar tres adjetivos referidos a un sujeto en una sola oración, luce perfectamente capaz de vencerlo.

De las capacidades y méritos de la brillante figura pública Harris, que para Estados Unidos bien pudiera considerarse “izquierdista”, se hablará mucho de aquí al 5 de noviembre, fecha en que se celebrarán las sexagésimas elecciones de presidente y vicepresidente en el país vecino del norte, pues aunque no se trata de un hecho consumado ella se perfiló desde ya, en cuestión de minutos, con bastante fuerza, como la candidata demócrata, por cierto con la rotunda bendición del siempre bien ponderado expresidente Barak Obama.

 

GRILLOGRAMA

Porfis…

 

Te pedimos: no seas mala

A Trump pártele la madre

Pues amenaza un des…

Contra México, Kamala

 

 
 
 

Comentarios


Who's Behind The Blog
Recommanded Reading
Search By Tags
Follow "THIS JUST IN"
  • Facebook Basic Black
  • Twitter Basic Black
  • Google+ Basic Black

Presentado también en

 ¿Te gusta lo que lees? Dona ahora y ayúdame a seguir elaborando noticias y análisis. 

Donar con PayPal

© 2023 por "Lo Justo". Creado con Wix.com

bottom of page