Quintana Roo: a tapar el pozo
- Óscar González Ortiz
- 10 nov
- 5 Min. de lectura

COLUMNA EN NOVEDADES) Sobre al magnicidio en Michoacán, no faltaron las expresiones demagógicas de siempre –lo sentimos, apreciables cuatroteros, pero las actuales son idénticas a las “del pasado” que tanto vituperan, incluida una pequeña perogrullada, algo grandilocuente, aunque sin pasar de lo normal en los políticos gobernantes, de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, quien declaró con solemnidad que “la seguridad y la paz son fruto de la justicia” –¿en serio?; ¿neta?; ¿le cae?–, pero de ahí en fuera la presentación del Plan Michoacán por la Paz y la Justicia fue muy completa y pormenorizada.
Luego, inusualmente rijoso, el coordinador de la bancada morenista en la Cámara de Diputados, Ricardo Monreal Ávila, señaló que el Plan Michoacán –el secretario de Defensa llamó a las acciones atinentes de la fuerzas armadas Plan Paricutín– lapidó que “contrasta con la improvisación, demagogia y superficialidad de los gobiernos anteriores que nunca atendieron el problema de raíz”.
Noemí Luna, diputada por el PAN señaló que el asesinato de Carlos Manzo pudo evitarse y criticó que el gobierno no lo haya escuchado, además de observar que se negó a presentar el plan en Michoacán.
¿Qué no se da cuenta el exgobernador de Zacatecas de que la situación que condujo al asesinato del alcalde de Uruapan prevalece –si no es que empeoró– tras siete largos años de gobiernos autollamados de la Cuarta Transformación?
Mas dejando de lado estas incontinencias discursivas, la reacción del gobierno de Claudia Sheinbaum, siendo innegablemente tardía resultará muy contundente, siempre y cuando, claro, las disposiciones presidenciales se actualicen sin omisiones; estas fueron ayer tan pormenorizadas que, por lo menos, establecen las condiciones de posibilidad de que así sea.
Desde el punto de vista de Quintana Roo la postura gubernamental debiera ser la de exigencia –por amable que esta sea, dada la notable cercanía, la amistad de la gobernadora Mara Lezama Espinosa con Sheinbaum– de que no solo se atienda el tema Michoacán por acuciante que resulte o porque ahí el niño ya haya caído al pozo, sino que en todos aquellos rincones del país donde haya signos de que la delincuencia organizada haya sentado sus reales, y aquí los hay –muy claros–, lo cual, paradójicamente, es notorio merced a las constantes noticias sobre acciones de los gobiernos estatal y municipales –sobre todo del primero, pero no exclusivamente– en su combate, aunque preocupa que estos esfuerzos no alcancen a tapar el pozo y así no se nos vaya a precipitar de cabeza algún alcalde. A su amiga Claudia, a quien tanto apoya en las “mañaneras” como notable estrella del movimiento en el poder central, Mara podría pedirle, aprovechando la lamentable situación actual, más y mejor ayuda material, humana y logística, con el argumento de que en el patio se está actuando con energía, como lo demuestran noticias frecuentes, cual el desmantelamiento, ayer, de una banda de narcotraficantes en Cozumel, cuyos integrantes ya están fuera de circulación.
No se parezca por favor, gobernadora, a su tan inepto como atarantado colega michoacano Alfredo Ramírez Bedolla –esperamos no tener que transmutar los adjetivos a cómplice y criminal–, que sin ofrecer ninguna acción concreta, tras chupar las medias de la presidenta y “aceptar” –qué otra– con lujo de adulación las acciones anunciadas por el gobierno federal y las fuerzas armadas, solo atinó a reproducir el infausto mensaje de López Obrador de “abrazos, no balazos” que esta realidad –y la consecuente reacción presidencial– han demostrado como no solo en esencia equívoco y fallido, sino como parte indisociable –acaso cómplice; hay que sospechar y decirlo– del poder cuya capital se trasladó de la Ciudad de México a Badiraguato, Sinaloa, con todo y besamanos a la Ma Baker.
(Hasta aquí columna en Novedades).
LA DICHA INICUA…
Aunque popularidad para resistir un golpe tan fuerte como el del caso Uruapan, nada –por lo menos en el corto y el mediano plazos– librará a la presidenta Sheinbaum de la percepción de negligencia, de nula respuesta ante una petición de apoyo tan urgente como reiterada como la que lanzó a través de varios medios de comunicación el extinto presidente municipal Carlos Manzo, y ahora, aunque sean ciertos, no ayudarán en absoluto los recuentos de las acciones federales brindadas antes del óbito.
Lo mejor que puede hacer la mandataria ya lo dispuso y no se trata de minucias, lo que transformará sin duda la realidad del estado, pero, como se desprende de lo dicho (vid. supra) restarían 31 entidades federativas por revisar y, en su caso, atender, lo que, tomando en cuenta lo ofrecido para Michoacán tras el escándalo por la ejecución acaecida, resultaría casi imposible de cumplimentar en los cinco años que le restan al gobierno de Claudia Sheinbaum, a menos que la señal para atender a cada estado sea un crimen como el que está en comento.
De este tamaño serían los apoyos: el secretario de la Defensa Nacional, general Ricardo Trevilla Trejo, detalló la dotación de un sistema de aeronave no tripulado, 18 drones, cinco células contra explosivos, cinco helicópteros, 41 rifles antidrón, dos células de investigación, tres vehículos desminadores, mil 31 vehículos militares, tres equipos antidrón semifijos, custro escáners y cinco torres de inspección.
El titular de Marina, almirante Raymundo Pedro Morales, anunció que mil 700 efectivos llegarán al estado para combatir el tráfico de drogas, actuar contra blancos específicos, localizar y neutralizar campos de adiestramiento y contrarrestar vehículos tácticos de la delincuencia organizada conocidos como “monstruos”, como parte del anuncio muy detallado de una considerable fuerza castrense a desplegar, amén de revelar que habrá operaciones complementarias desde Colima, Guerreo y Estado de México “para actuar contra blancos específicos”, lo que deja muy claro que habría balazos, no los abrazos que preconizaba el presidente López.
Los famosos ejes del plan para Michoacán serán la atención a las causas, actuando sobre la prevención social y resolviendo los factores que originan la violencia; el fortalecimiento de la Guardia Nacional, la policía estatal de Michoacán y su fiscalía, para garantizar que la justicia llegue a todos los habitantes; el fortalecimiento de las labores de inteligencia con el uso de nuevas unidades y recursos tecnológicos para combatir delitos como la extorsión, y la coordinación entre los tres niveles de gobierno –autoridades federales, estatales y municipales– para afrontar las problemáticas que padecen los michoacanos, y atenderlas.
HOMÚNCULOS
El gobernador Ramírez Bedolla, medio apanicado, sin proponérselo dejó en claro que el mando y la operación correrán por parte del gobierno federal, y solo atinó a repetir lo dicho por Sheinbaum y su gente, con aseveraciones como “no habrá impunidad: como dice la presidenta Claudia Sheinbaum, quienes generan violencia, quienes cometen delitos, quienes dañan a las familias michoacanas y al pueblo de México serán investigados, detenidos y llevados ante la ley”, reiterando su inferioridad con zalamería rastreras con constantes expresiones como “por instrucciones de la presidenta…” y “como dijo ella…”
Mara Lezama, creemos, no es así, y por sus relaciones con la Presidencia tiene quizá la oportunidad de que las mejoras en seguridad lleguen a Quintana Roo sin que sea necesaria una tragedia como la de Uruapan.
¡Ahora es cuando!
GRILLOGRAMA
Mucho ayuda el que no estorba…
Tan rastrero como oje…
Bedolla chupaba el piso
Y a la presidenta quiso
Ponérsele de tapete





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