No triunfo, mas sí valioso respiro
- Óscar González Ortiz
- 31 jul
- 2 Min. de lectura

La llamada telefónica entre la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, y el de Estados Unidos, Donald Trump, que tantas expectativas causó desde ayer, no dejó decepción alguna porque implicó un logro sustantivo para los intereses de México en su relación comercial con Estados Unidos, mas desafortunadamente cabe esperar, dadas las usanzas de la opinión pública mexicana, que sea sacada por la propaganda gubernamental y los opinadores adictos a la 4T de sus reales dimensiones para situarla como un triunfo histórico y, en contrapartida, que los enemigos del régimen, con idéntica fruición, le los escatimen los méritos que indudablemente conllevan.
Esta polarización será nociva, como siempre sucede en México, para la comprensión del hecho por parte de la opinión pública, pero por la naturaleza del tema pudiera impedir además su justipreciación y mandar señales equívocas a los actores políticos y económicos, que debieran tener clara su misión y definidas las tareas a emprender en los 90 días que su graciosa y copetona majestad imperial le dio a nuestro país para justificar la no aplicación de nuevos aranceles a las exportaciones mexicanas hacia su vecino del norte.
¿Que es valiosísimo lo logrado por Sheinbaum en la famosísima llamadísima? Mucho más de lo que hubiese sido pensable, amén del talante autoritario, cínico, grosero y atrabiliario del interlocutor, que se siente mucho más importante y poderoso de lo que de hecho es. ¿Que la comunicación satelital entre la presidenta mexicana y el energúmeno gringo fue un hecho para los anales de la historia? ¡No!, por brillante que haya sido —que lo fue— el desempeño de la mexicana, solo se trató de una prórroga en un momento crítico, que logró evitar que un gravísimo quebranto a la economía, de seguramente catastróficas consecuencias para los próximos años y probablemente lustros, acaeciera justamente este viernes 1 de agosto, ganando tiempo para evitar la debacle.
Y que no se entienda mal: que los responsables de la imagen y la propaganda de la Presidencia, sus increíblemente muchos fans, el Morena y partidos afines, sus amigos y vecinos hagan fiestas, lleven tamboras sinaloenses, echen confeti y serpentinas y entronicen a la presidenta en la corte celestial de los próceres de la nación no nos parece mal, sino incluso muy bien. Se lo ganó, y puede quedar claro que para ser famoso un mandatario nacional no necesita perpetrar pillerías, sino que basta con actuar a favor de México, sobre todo en momentos críticos.
Sin embargo, los actores del drama: agentes gubernamentales, los empresarios, los negociadores internacionales e incluso gobernadores y ediles no tendrán tiempo para chocar las copas y cantar rancheras: solo hay 90 días para armar un proyecto integral, auténticamente de nivel nacional, para impresionar a al magnate, al CEO que dirige USA Inc, acostumbrado a elegir a la american next top model.
Hay mucho que chambear y el triunfo histórico todavía está por verse.
HELADA MADRINA
Ahora no aplican los criterios setenteros para caracterizar cualquier intento de acercamiento con el imperio yanqui —¡oh: qué nostalgia!— de entreguista y traicionero a los ideales de unidad latinoamericana: hoy es asunto de supervivencia, así que… ¡éxito!
GRILLOGRAMA
Tranquis…
A volar, como es costumbre,
Ya se avientan, entretanto:
Ni tanto que queme al santo
Ni tanto que no lo alumbre





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