Más que atención, exigimos telenovela

Al percatarnos de que la gobernadora de Quintana Roo Mara Lezama Espinosa, ante el azote de las lluvias que fueron caracterizadas como atípicas y la calamitosa situación que siguen padeciendo las familias de la capital Chetumal, decidió no aprovechar la situación para la promoción personal, rememorábamos en que sus tres antecesores en el cargo —Carlos Joaquín González, Roberto Borge Angulo y Félix González Canto— sí se pusieron sus vistosos impermeables marca Chicago Fire, buscaron llegar con todas las seguridades a escenarios muy dramáticos, asaz vistosos, para hacerse retratar y filmar camelleando en arduas labores de rescate, con el agua hasta la altura máxima de las botas de hule, con cara de sufrimiento, digno de los instantes previos al soplar del vientecillo de la Rosa de Guadalupe, que precede al milagro.

Joaquín Hendricks Díaz no. No queremos recordar el legendario escándalo surgido al interior de su propia familia durante el embate del huracán Isidore, que borró un pueblo entero de José María Morelos, San Marcos, mientras su entonces esposa, ahí sí: sin simulaciones, se metió al agua y al lodo para auxiliar a la gente con sus propias manos y sin flashes destellando aquí, allá y acuyá. Rara avis.

En defensa del aparentemente indolente Hendricks señalaríamos que nadie esperaba —y mucho menos exigía— que ante uno de los huracanes más devastadores de la historia de Estados Unidos, Katrina, que impactó a finales de agosto de 2005 en las costas de Luisiana, el presidente George W. Bush se subiera a un cayuco a remar por la inundada Nueva Orleans rescatando ancianos de las azoteas y tendiendo los brazos a los ateridos niños trepados en los árboles… ¡y vaya que aquella tragedia sí fue inconmensurable: mil 833 muertos dejó el ciclón! Ningún huracán del siglo XXI en el Caribe mexicano —incluyendo al más poderoso (Dean, en la sureña capital Chetumal) y al devastador segundo (Katrina, en Cancún y toda la zona norte) dejó más óbitos de los que se pueden contar con los dedos de una mano, gracias a nuestra orogrfía sinprominancias y casi sin ríos, pero también a la cultura atinente de la sociedad civil y, ¿por qué no decirlo?, a un muy buen desempeño de las autoridades.

Lo que pasa es que la usanza de los gobernantes de consolar a la gente por sus sufrimientos y cuitas, que seguramente nos viene de nuestra herencia judeo-cristiana, pero seguramente más de los culebrones de la infausta, horrenda “época de oro” del cine mexicano, y de las telenovelas de Televicentro-Televisa y Venevisión, churros con lloriqueos de actrices y espectadores con más líquido que Katrina, desde Sara Gracía —que a los siete años de edad seguramente ya tenía cara de venerable cuan sufrida anciana—, hasta Thalía, en su trilogía de chica pobre maltratada por las más cruentas villanas, enamorada del junior pudiente y cínico con madre hojaldra de jamón y queso. Qué quieren: Así callamos los mexicanos: tenemos alma, corazón y vida.

Por ello, más que molestar, resultaron más ridículos que la trama de Simplemente María y Cuna de lobos los reclamos de algunos medios, portales y fesibuqueros porque la gobernadora no aparecía en las fotos y videos, inmersa en las crudas escenas de la prolongada e intensa tromba del pasado viernes 14, cuyas secuelas seguimos padeciendo, y que acaso continuarán, ahora empalmadas con nuevos disturbios meteorológicos en nuestro inmarcesiblmente bello mar Caribe.

Tampoco hay que criticar con severidad a los reporteros, internautas y pobladores criticones. Eso también viene interconstruido en el ser mexicano: nos solazamos en denostar a los gobernantes porque, si la mula no era arisca, 71 años de autoritarismo priista —desde 1929, cuando lo fundara el “Turco” Plutarco Elías Calles en 1929— y el resto de los variopintos regímenes que se sucedieron desde el año 2000, los palos la hicieron, amén de que las inconformidades por no encontrar acomodo o beneficios en la ubre gubernamental —que tan hábilmente aprovechó el presidente Andrés Manuel López Ovrador en sus shows de televisión matutinos, vuelven a cualquiera más crítico que el mismísimo Lutero. Todo es normal.

Tenemos, pues, que Lezama, desde hace un par de días, decidió cambiar de estrategia, porque aunque la comunicación gubernamental acerca de sus esfuerzos y sobre todo sus estrategias, gestiones y notables logros ante la emergencia fueron cubiertos con diligencia y calidad, la realidad es que, más que claras cuentas gubernamentales, anhelamos guiones de Valentín Pimstein, Ernesto Alonso y Carla Estrada.

Seguramente debido al perfil social de sus conocidos y duraderos programas en los medios electrónicos de Cancún, Mara es sensible a la opinión de la gente y por eso dispuso el viraje pletórico de fotos, videos, boletines, gacetillas, comunicados y mensajes al pueblo, que tampoco es que molesten a alguien y diríamos que son más del gusto del respetable que la comunicación seria, aunque no faltará quien la acuse al rato de ser oportunista y de aprovecharse, cual hambriento chacal, de la desgracia que se cierne sobre el sufrido pueblo —la cual, por cierto, no es menor ni poca—. Como al cuetero, al funcionario siempre le reclamarán: si los petardos truenan, porque tronaron y, si no truenan, porque no tronaron.

Ni modo: así es este negocio de la cosa pública.

Al respetable, lo que pida… The show must go on.

LA DICHA INICUA…

No podemos precisar si la sesión ya estaba en agenda o fue incluida merced a la sitaución meteorológica y de protección civil prevaleciente desde hace una semana, pero lo importante es que en buen momento las autoridades de los tres órdenes de gobierno se están preparando a conciencia para afrontar la presnte temporada de huracanes, que vaya que pinta intensa ya en los hechos y no solo en las previsiones de los expertos.

El miércoles pasado la gobernadora Lezama presidió la Primera Sesión Ordinaria del Comité Operativo de Protección Civil para la Temporada de Lluvias y Ciclones Tropicales 2024, recordando que “no se baja la guardia y sigue el trabajo 24/7 para atender a las familias de las 22 colonias afectadas por inundaciones en esta capital”.

No por igual en cuanto a dedicación y capacidad, pero hay que reconocer que, como en pocos temas, cuando se trata de protección civil las autoridades tienen una clara comunidad de propósitos, dentro de eso que llamamos “cultura de los huracanes”.

Después de escuchar cada uno de los informes, la gobernadora lanzó un exhorto a la ciudadanía en general: “además de estar prevenidos y tomar todas las medidas de precaución en esta temporada de huracanes, es de suma importancia evitar tirar basura en las calles, en los terrenos baldíos o dejarla en las banquetas, porque tapan rejillas, alcantarillas y drenaje pluvial, provocando las encharcamiemtos e inundaciones”.

Las autoridades a las aque que se refirió Mara y que coordina el Gobierno del estado, son las municipales, las fuerzas de seguridad y, en especial, el Ejército Mexicano, la Marina y la Guardia Nacional, que por cierto prestaron apoyo a la población civil a través del Plan DNIII E y el Plan Marina.

El comunicado oficial indicaba que la titular del Ejecutico estatal “destacó la reasignación de 37 millones de pesos de fondos estatales para un Paquete Integral de Acciones para Atención de la Emergencia que ocasionaron las intensas lluvias en apoyo de las y los chetumaleños, de los cuales 18 millones son para apoyos en especie, mediante la adquisición de refrigeradores, estufas, colchones, y comedores, y dos millones de pesos a pequeños comerciantes que no son sujetos de crédito, a través de tarjetas y de manera directa al beneficiario, para reactivar sus negocios, con apoyos entre 10 mil y 20 mil pesos”.

Pocas fotos pero sustantivas acciones.

GRILLOGRAMA

Tragicomedia…

En verdad que del carajo

Son del vodevil las normas:

Tú haces como que informas

Y yo como que trabajo

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