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Hoy, en el INE, se define México

  • Foto del escritor: Óscar González Ortiz
    Óscar González Ortiz
  • 23 ago 2024
  • 4 Min. de lectura

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(COLUMNA EN NOVEDADES). La mayoría de los medios de comunicación, especialmente en los últimos 70 años, parecen tener como uno de sus principales propósitos, amén de degradarlos, restar capacidad expresiva a los idiomas, pues el abuso y exceso, motivado por la espectacularidad y el impacto en la circulación o la audiencia, ha ocasionado que palabras como “trascendental”, “histórico” o “catástrofe”, verbigracia, apenas llamen siquiera la atención, pues en general se refieren a bagatelas, por lo que antes que nada quisiéramos advertir que en esta ocasión quizá se queden cortas, pues una sola decisión de los consejeros del Instituto Nacional Electoral pudiera salvar a la república que define nuestra constitución o, a contrario sensu, destruirla, para dar paso a otro régimen en el que la división de poderes y el pacto federal no existan más. Hoy, en los hechos, se define México.

Luego de innúmeras críticas y quejas provenientes no solo de políticos y opinadores de toda estofa, sino de gran cantidad de especialistas en materia política-electoral, el miércoles se consumó la composición de la Cámara de Diputados, que en un auténtico albazo, apenas pasadas las elecciones, ya pergeñaba el oficialismo en la máxima tribuna del país —no el Congreso de la Unión, claro está, sino la cotidiana conferencia de prensa presidencial llamada “mañanera”— en voz de la bisoña actriz de videos promocionales del Morena que bailaba en un coche colectivo devenida en secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde Luján, usurpando las funciones del órgano administrativo electoral: el partido de Andrés Manuel López Obrador y sus infames rémoras se alzaron con una amplia mayoría, rebasando con creces el adjetivo “calificada”, de dos tercios de las curules, que se requiere, sobre todo, para modificar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Volvamos a los medios y los opinólogos: desde luego todos los tórculos, al momento del dictamen emitido en Viaducto Tlalpan y Periférico de la Ciudad de México, arrancaban para lanzar el extra: los diputados del presidente —formalmente, de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, pues con ella cohabitarán tres años, a partir del próximo 1 de octubre—, los articulistas y analistas comentaban que la aplanadora obradorista en el congreso no tendría que dar cuentas a nadie para aplicar sin oposición posible todas las reformas y asaltos legislativos que ordenara por la interpósita persona de la presidenta.

Muy pocos, empero, hicieron la observación de que, por contundente que haya sido el golpe a la pluralidad y la democracia aplicado el miércoles, en realidad se trataba solo de la mitad del camino por recorrer para la instauración del absolutismo anhelado por López, pues para cambiar el texto fundacional de 1917 la propia Carta Magna prescribe que se necesita mayoría calificada en las dos cámaras, y la de senadores apenas quedará definida hoy, viernes 23 de agosto.

¿Por qué será tan trascendental la sesión de hoy del INE? Pues porque en la Cámara Alta, según los cálculos del INE, el Morena y adláteres se quedaron a dos escaños de obtener la mayoría calificada, lo cual deja sin efectos reales a la aplastante victoria de la Cuarta Transformación en la Cámara Baja, ya que, además de la aprobación de las legislaturas de las entidades federativas requiere la de las dos terceras partes de los 128 senadores.

Si en esta jornada en Paseo de la Reforma e Insurgentes prevalece la composición de la tribuna dada a conocer por el INE, la presidenta entrante no podrá hacerle la chamba a fondo a su jefe López, una de cuyas principales encomiendas es la de desmantelar al Poder Judicial, al cual el vindicativo mandatario le tiene poco más que ojeriza pues, bajo la presidencia de Norma Piña Hernández, sus intentonas autocráticas se han empantanado o de plano topado con pared.

El 16 de junio publicamos aquí: “De la veintena de reformas constitucionales planteadas en el 107 aniversario de la Carta Magna por el presidente Andrés Manuel López obrador, la más cuestionada —que no la única, pues casi todas son polémicas y caracterizadas por sus adversarios, domésticos e internacionales, como demoledoras del régimen de república federal— ha sido la que se refiere al Poder Judicial, declarada némesis del mandatario y su llamada Cuarta Transformación, pues, salvo sus incondicionales, incluyendo la presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo, la perciben como lesiva para el equilibrio entre los poderes —Ejecutivo, Legislativo y Judicial— que ha caracterizado a nuestro país, al menos foramalmente, desde el 4 de octubre de 1824, tras el imperio de Agustín de Iturbide, interrumpiéndose en los hechos estos rasgos con la instauración del Segundo Imperio —Maximiliano de Habsburgo— y restaurándose con la emanada de la Guerra de Reforma de 1857 con la presidencia de Ignacio Comonfort, y vueltos a poner en vigor con la de 1917, de Venustiano Carranza”.

Dicho está: de la fatídica sesión de hoy del INE para definir la conformación del senado dependerá la continuación del régimen republicano en el que nacimos la gran mayoría de los mexicanos hoy vivos, o el surgimiento de algún otro, que los pronósticos más calamitosos señalan como dicatorial y los más naïf perciben como, al menos, muy poco democrático.

 

GRILLOGRAMA

Disyuntiva…


Veremos, pues, desde abajo

Si a nuestro país lo cuidan

O la historia dilpidan

Aventándola a al carajo

 

 
 
 

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