El "déjà-vu" de Marybel

(COLUMNA EN NOVEDADES). Noblesse oblige: la senadora con licencia Marybel Villegas Canché desconoció la postulación de la candidata de su partido a la presidencia municipal Benito Juárez, Quintana Roo, aduciendo que se hizo por una encuesta inválida que ella nunca vio y, desde luego y como es su costumbre, amenazó con impugnar.

El domingo por la noche se confirmó lo que la mayoría de los cancunenses esperaba: María Elena “Mara” Lezama, alcaldesa de Cancún, fue designada candidata de la coalición Juntos Haremos Historia por Quintana Roo, que encabeza el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y secundan el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), el Partido del Trabajo (PT) y el Movimiento Auténtico Social (MAS).

Aunque ya se sabe que en términos de encuestas las empresas suelen trabajar bajo el principio de “el que paga manda”, Lezama aparecía recientemente como la aspirante a candidata más fuerte en una encuesta del periódico El Universal, del cual, dada su dimensión nacional y por ende su gran tamaño, no se puede sospechar que le pagara a una encuestadora para favorecer a una u otra precandidata.

Las diferencias eran, aunque no abrumadoras, sí bastante claras. Por ejemplo, en conocimiento de los personajes Lezama alcanzó 95 puntos, mientras que Villegas la siguió con 74, y en preferencias para la postulación a la candidatura del partido Morena la alcaldesa obtuvo 36 unidades, seguida igualmente por la senadora con 25. La encuesta la levantó la prestigiosa firma Buendía & Márquez y dio la impresión de no tratarse de un ejercicio “cargado”, como sí lo pareció el de El Heraldo, que daba amplia ventaja a la inquilina del senado, por razones que no explicaremos pero que bien comprenderán todos aquellos que conozcan a los medios de comunicación nacionales por su desempeño a lo largo de los años.

Se clarificó, pues, el panorama del Morena ante las elecciones del 6 de junio, pero se volvió tenebroso para la borrascosa política que ha militado en todos los partidos políticos considerados grandes y los ha dejado en general porque no logró las posiciones que creía merecer.

Del PRD se mudó al PAN (es decir, sin ningún pudor ideológico brinco de la izquierda a la derecha), pero como en el partido fundado por el chihuahuense Manuel Gómez Morín no obtuvo la candidatura al mismo puesto que ahora aspiraba, se cambió al partido más odiado por aquellos en los que había militado: el centrista PRI, que acaparó los gobiernos en México más de siete décadas pero la llevó al congreso de Quintana Roo y luego a la delegación de la Secretaría de Desarrollo Social bajo los gobiernos de Enrique Peña Nieto, en el centro, y de Roberto Borge Angulo, en el estado.

No obstante, percibiendo la irrefrenable fuerza de Andrés López y sus amplias posibilidades –por no decir la seguridad– de convertirse en presidente de México, Maybel se paró en la punta de la plataforma, se concentró y ejecutó un salto con tres giros y dos vueltas al frente para ir a caer limpiamente al Morena, que la postuló al senado y, con el empuje del irrefrenable nativo de Macuspana, no tuvo problema alguno para conseguir alojamiento en el inmueble de Paseo de la Reforma e Insurgentes de la Ciudad de México, que ya quería dejar para irse a despachar a la Plaza Reforma de Cancún, pero esta vez el salto terminó en panzazo.

¿Por qué no nos sorprendería que Villegas, por el berrinche de no haber sido postulada a alcaldesa de Cancún y tras una impugnación que difícilmente prosperará –la crítica al proceso interno en Benito Juárez esdirecta a la máxima dirigencia nacional del Morena, pues la decisión se tomó en la Ciudad de México– cogiera sus chivas y tomara las de Villadiego? Pues porque toda su carrera política ha sido una seguidilla de déljà vu de traiciones y malabares de partido político en partido político. Sin rubor alguno, traiciona, se cambia de bando, camiseta y discurso como chapulín en comal caliente.

Solo que ahora hay un detalle muy pequeñito, pequeñito, pero muy importante: Villegas ya pasó por todos los partidos y si deja a este último no tendrá a donde ir.

Fuera del Morena no hay nada y en el Morena ya se rostizó, al grado de que a lo mejor no sale por un brinco de saltimbanqui sino por una patada en salva sea la parte.

HOMÚNCULOS

Mire que la decisión de poner en marcha su operativo antidrones –que no se critica, pues por obviedad la residencia presidencial, que inopinadamente dejó de ser Los Pinos y ahora es el Palacio Nacional, debe ser protegida con máximas medidas de seguridad y hasta por Holywood sabemos que estos artefactos voladores pueden ser letales– en plena efervescencia feminista, el 8 de marzo, ante marchas, protestas y agitación –no digamos violencia– por parte de las mujeres decepcionadas por el maltrato de la Cuarta Transformación a sus causas, emblemáticamente con la necedad presidencial de poner al acosador sexual y presunto violador Félix Salgado Macedonio como candidato del Morena y aliados a la gobernación del Guerrero, fue verdaderamente estólida.

Se dijo durante toda la jornada que los rambos apostados en la azotea de la sede del Poder Ejecutivo recordaban a los tiradores instalados en los edificios aledaños a la Plaza de las Tres Culturas el dos de octubre de 1968, día de la matanza de estudiantes ordenada por el presidente Gustavo Díaz Ordaz y ejecutada por su sucesor Luis Echeverría Álvarez, a la sazón secretario de Gobernación, con sus francotiradores apuntando al legendario edificio Chihuahua, improvisado templete del mitin estudiantil, sindicalista y político-opositor.

¿En qué cabeza cupo esa idiotez? Solo se entiende a la luz –o sombra– del estilo lopezobradorista en su cariz más primitivo y cerrero, pues tal vez a algún gorila –perdónenme los gorilas– se le ocurrió aprovechar este operativo de seguridad para intimidar a las mujeres que protestaban ante la infame valla de cobardía y oprobio que López mandó a instalar fuente a “su” Palacio Nacional.

Brutos, pero brutos como ellos solos.

GRILLOGRAMA

Intimidación antifeminista…

De la estrategia antidrones

A sus rambitos lucieron

Pero los pobres se vieron

Más idiotas que cab…

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