Acapulco: ¿Y tú también, Norma Piña?

La inefable zarina del deporte mexicano Ana Gabriela Guevara, de todos tan querida, porzopilotear por gusto o conveniencia —léase: corrupción— los recursos para el desarrollo del sector y por maltratar a los deportistas, que debieran ser los beneficiarios de los recursos públicos y ser tratados como los protagonistas que son, no los funcionarios capitaneados por ella desde la poltrona de sus oficinas en la Comisión Nacional del Deporte—, esa que obligó a las nadadoras artísticas campeonas del mundo a vender calzones y productos de catálogo para la mujer y el hogar, la misma que fue reprobada, repudiada y fustigada por por su nefanda actitud, se aventó la puntada de proponer que los premios trabajosamente obtenidos por los deportistas en los Juegos Panamericanos de Chile sean usurpados con el fin de desviarlos para paliar la destrucción y el sufrimiento que causó el huracán Otis en Acapulco y amplias zonas del estado de Guerrero. ¿Y qué tal que si lo que se dona no sean las compensaciones, trabajosamente ganadas por los atletas, mayoritariamente limitados y hasta de escasos recursos, sino el sueldo de la fementida y chapucera funcionara y su cohorte, en virtud de que el trabajo se hizo, con no pocos sacrificios de los competidores, por los entrenadores y sus familias? De la inicua exatleta y alta burócrata de la Cuarta Transformación nada sorprende ya, pero el suyo no fue el único dislate tras el ominoso embaste de Otis, y uno provino de donde menos lo esperábamos: de la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación —y en este caso, más importante: del Consejo de la Judicatura Federal, por ser el órgano administrativo del Poder Judicial—, Norma Piña Hernández, quien a la gandaya propuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien zopiloteramente en su guerra contra los togados del máximo tribunal que no le son sumisos —hay un ministro y un par de juzgadoras que sí lo son— recurre a todo, incluso a la desgracia de los paisanos guerrerenses —lo contrario nos hubiera sorprendido—, de desviar los 13 fideicomisos del Poder Judicial que por decreto y aprobación del Congreso de la Unión habrán de extinguirse hacia la sureña entidad, prácticamente dijo, vencida: lo que usted mande, señor presidente. ¿En serio una jurista que ha dado desde la salida del lambiscón Arturo Zaldívar Lelo de Larrea de la presidencia de la presidencia del Tribunal Constitucional se mostró vertical, sólida y valiente frente a los autocráticos embates del Palacio Nacional contra el número 2 de Pino Suárez, ya dobló las manos, sobre todo en tratándose de una alucinación del Cuarto Reich de López? ¿De verdad se dejó chantajear tan fácil? El entredicho en el que quedó doña Norma —a cuya efigie ayer le apagamos las veladoras, la retiramos en suspensión provisional y devolvimos a su nicho en el templo de nuestras guías espirituales republicanas a Manuel Crescencio García Rejón y Alcalá, padre del Juicio de Amparo, que caballerosamente había cedido el espacio a la ministra— cuando ayer mismo el juez decimosegundo de Distrito en Chihuahua, Juan Fernando Luévano Ovalle, concedió la primera suspensión provisional contra la extinción de los fideicomisos en comento, promovida por la magistrada del Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil y del Trabajo en la norteña entidad, María del Carmen Cordero, por lo que por el momento los recursos no podrán ser transferidos a la Tesorería de la Federación, como lo establece el decreto lopezobradorista. ¿Y por qué no retrasar medio año la inauguración del Tren Maya, señor presidente? Con esos recursos, amén de salvar a los damnificados, podría dejarse Acapulco como Dubai en un dos por tres. ¿No que el Gobierno Federal, luego de la desaparición del Fideicomiso Fondo de Desastres Naturales, el famoso Fonden —y el Apocalipsis de la Biblia de la 4T reza: "no dejaréis fideicomiso con cabeza, que son cosas de la bestia"— tenía bajo el colchón fondos "ilimitados" —Hacienda dixit— por 14 mil 279 millones de pesos? Diría el horripilante Chapulín Colorado —sí, lo admitimos: detestamos a los infames abaratadores del otrora gran sentido el humor mexicano, Cantinflas y Chespirito, monarcas no del trincherazo, sino del pastelazo, aunque esto sea para la raza televiciosa sea como traición a la patria— "Y ahora, ¿quién podrá defendernos?", y lanzamos, dolidos, la juliocesarina: "¿Et tu, Norma?

HOMÚNCULOS Es cierto que los memes hay que tomárselos con mucha reserva, pero la colega Flor Tapia Pastrana publicó ayer en su espacio de Facebook uno irresistible, que muestra la simulación que, sin ser de uso exclusivo, la Cuarta Transformación practica con singular alegría: en una foto se ve al presidente López bajando de un moderno helicóptero para lanzar la primera bola en un parque de beisbol; en la otra, una de esas que el aparato propagandístico de la Presidencia ha puesto tan en boga, en la que el López está trepado, cariacontecido, en un jeep que parece anterior a la Segunda Guerra Mundial, surcando un proceloso torrente, rodeado de militares. ¡Hay de urgencias a urgencias, pues! GRILLOGRAMA Descortesía inoportuna… Eso sí que estuvo mal Que Acapulco destruyera Esa tormenta cul… ¡En plena Serie Mundial! columnacafenegro@gmail.com