A temblar: para Gatell, ómicron no es nada
- Óscar González Ortiz
- 1 dic 2021
- 5 Min. de lectura

(COLUMNA EN NOVEDADES). Dada su notable ignorancia y estulticia, es improbable que Hugo López-Gatell, titular de facto de la Secretaría de Salud de México, sepa que ómicron es la decimoquinta letra del alfabeto griego clásico y con trabajo tal vez sabe que es una variante que ha despertado mucha preocupación entre los científicos y funcionarios de salud del mundo entero (menos México), pero de lo que sí estamos seguros es de que no tiene ni la más remota idea de cómo declarar ante la población mexicana a través de la televisión, que por desgracia es prácticamente la única manera que tiene de “informarse” y “aprender”: la vez anterior que se volvió portavoz para un problema sanitario, el resultado fue catastrófico, y resultó en cientos de miles de enfermos innecesarios y en muchísimas muertes.
Y qué cabía esperar: si recordamos los albores de la entonces ya plenamente declarada y reconocida pandemia de la covid-19, el presidente Andrés Manuel López Obrador, desde algún modesto rancho del sureste de México, en una comida campirana, recomendaba a la población no hacer caso del distanciamiento sanitario y, en vez de eso, abrazarse y besarse, siempre ha desdeñado el uso del cubre-bocas y no ha dejado de deslizar en sus hueras opiniones que el SARSCoV-2 es algo así como un mito inventados por los conservadores y neoliberales fifís.
Solo cuando le fue a rendir pleitesía –para evitar palabras bastas– al presidente de Estados Unidos Joe Biden y al primer ministro de Canadá Justin Trudeau –se trataba en realidad de la velada intención de solicitar millones de dólares que se gastó en sus fallidos programas sociales y en sus mega-obras de infraestructura emblemáticas, de las cuales son el Tren Maya, la refinería petrolera de Dos Bocas y el desde ahora fallido aeropuerto Felipe Ángeles, del cual las aerolíneas, salvo un par de “guajoloteras” locales, no quieren saber nada–, para volver con más o menos velados jalones de oreja por la reforma eléctrica y la centralización “a la URSS” de todos los institutos y órganos autónomos–, bien portadito, greña engominada y zapatos lustrados, López ha usado un cubre-boca.
Volvemos al escenario de hace un par de años, cuando todo el mundo se preparaba, incluso sin alerta, para el embate de la covid-19: López Obrador, López-Gatell y sus cuates de la llamada cuarta transformación mandan a la población el mensaje de “aquí no pasa nada”, implícita o explícitamente aseguraban hasta ayer que un virus originado en Sudáfrica no podía llegar a México –como si se transportara caminando y nadando–, incluso después de saberse de dos contagios en Canadá y decenas en muchos otros países europeos y asiáticos.
La Organización Mundial de la Salud insiste en que no hay alarma, pero países de altos niveles científico-tecnológicos ya están tomando muy en serio la amenaza. Canadá, nación con la que México tiene intensos intercambios comerciales y, sobre todo, laborales –por los trabajadores agrícolas que allá laboran merced a programas muy generosos del norteño país–, seguramente emitirá migrantes enfermos, mas así sea de esa manera o pasando por Estados Unidos, es inevitable que la variante del virus del siglo llegue a México.
No con alarma aún, pero sí con alerta, Estados Unidos ya considera ineludible que la variante ómicron del covid-19 llegue a ese país. Reproducimos la cita de Milenio: “El asesor en jefe del gobierno estadounidense para cuestiones médicas, Anthony Fauci, consideró este domingo que es “inevitable” que la nueva variante del (sic) covid-19 Omicron (sic) llegue a Estados Unidos y pidió estar preparados para cuando esto ocurra.
“Todos sabemos que cuando tienes un virus que ya ha llegado a muchos países inevitablemente vendrá aquí. La pregunta es si estaremos preparados para cuando esto ocurra”.
Increíble: tal como sucedió hace un par de años, López-Gatell ni siquiera ha advertido a la población que el virus, del cual se estudian todavía tanto la letalidad como su resistencia a las vacunas, que debe mantener las medidas sanitarias, hoy muy relajadas, cuando por cierto el covid-19 original sigue causando estragos en el mundo. Evitamos en este espacio ser catastrofistas, pero esta actitud más política que científico-sanitaria ha resultado mortífera y, ante el nuevo panorama, es francamente criminal.
El presidente López, de manera casi tan irresponsable como la de su fiel Florín en la Secretaría de Salud, dijo que estamos listos para el cierre de fronteras (cómo, cuándo, dónde… no dijo, but of course!), pero que el cierre de actividades no se volverá a llevar a cabo.
¿Cómo sabe qué es lo que pasará? La irresponsabilidad criminal de nuestros gobiernos –Quintana Roo fue una de las pocas excepciones– enlutó a muchas más familias de las que debieron perder miembros por la enfermedad.
Apenas ayer López-Gatell dijo, después de su asnada inicial, que demos por hecho que la variante ómicron del virus llegará a México. No le quedó otra, mas no se tomó la molestia de decirnos las medidas que va a tomar el gobierno ni lo que debe hacer la población.
Se repite la historia.
LA DICHA INICUA…
Como en el “Apocalipsis” de la Biblia, la voluntad presidencial será inevitable y el primero de los siete sellos se conoce, y aunque ya se había abierto hace días –lo dijimos en “Café negro”–, increíblemente medios impresos, digitales, formales e informales, comentaristas duchos y bisoños seguían insistiendo en la precandidatura de Rafael Marín Mollinedo. Es rara la falta de percepción política de estos días –en otros tiempos hasta el peluquero sabía qué iba a pasar en el círculo presidencial, incluso antes que el propio presidente–, pero dixit: el tabasqueño, entrañable amigo además de paisano del presidente López, no competirá por la gubernatura.
Lo publicamos en este mismo espacio el día 23 del mes precedente, no como una especulación, sino como un simple corolario consecuente de las propias palabras de Andrés López, que en eso de poner gobernantes salió más priista que el PRI –lo cual no es raro, pues, in pectore, es totalmente priista:
“Los aspirantes a suceder a Carlos Joaquín González se han enfrentado por fin a ciertas realidades que los excluyen. Marybel Villegas Canché fue informada por su valedor y compañero en el senado Ricardo Monreal Ávila, de por sí ya muy alejado de los quereres más altos, de que está fuera de la competencia, al menos por el partido presidencial, y ayer salió a sumarse a la causa del amigo de Andrés Manuel López Obrador, Rafael Marín, que por orden expresa del presidente se quedará cuidando del proyecto del ferrocarril transístmico.
“No irán ni Marybel ni Marín, pero las palabras expresadas por López en Cancún también excluyeron a Mara Lezama Espinosa, primera edil de Benito Juárez, pues el mandatario se refirió al ungido como hombre y no militante del Morena, lo que por lo enfático no admite error o confusión alguna.
“¿Quién podrá ser ese personaje externo abocado a poner fin a una competencia interna que se ha tornado muy ríspida e incluso ha enredado a personajes de la esfera nacional? Por más que se hayan simulado las formas democráticas y se llegue a la famosa encuesta, la decisión que se tome será única y exclusivamente de Andrés Manuel López”.
El primero, ratificado; otros dos apocalípticos sellos abiertos, si se nos permite la monrrealeana, tienen aroma de mujer, pues según lo dicho por el presidente en estas tierras caribeñas el “buenas” será un varón.
GRILLOGRAMA
Despistes…
No se trata de creer
Ya que de fe no es asunto
Y ni siquiera pregunto:
Solo hay que saber leer
columnacafenegro@gmail.com
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