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Quintana Roo en trascendente Conago


(VER COLUMNAS DE GONZÁLEZ REYES Y SANTIESTEBAN EN LA MISMA PLANA DE NOVEDADES). Hemos dicho que el presidente Andrés Manuel López Obrador, a muy pocos días de la reunión plenaria de la Conferencia Nacional de Gobernadores en San Luis Potosí, le bajó varias rayitas a la animadversión contra los gobernadores opositores. Estos mandatarios estatales, que ostentan banderas tan importantes como las de la dignidad y la soberanía, a pocas horas del encuentro con el presidente también se han mostrado menos beligerantes y agresivos contra el titular del Ejecutivo federal.

En las últimas semanas han sido nueve o más gobernadores los que se han mostrado rebeldes con las políticas nacionales de toda índole, pero sobre todo con la distribución del presupuesto, que determina un congreso con mayoría oficialista a través de las participaciones federales que establece una ley arcaica y obsoleta.

Carlos Joaquín González, de Quintana Roo, ciertamente ha alzado la voz junto a sus colegas inconformes, sobre todo porque el estado que gobierna es el principal generador de divisas –las petroleras se dividen entre varias entidades– por lo que la inequidad distributiva es aun mayor, pues el criterio básico de población no nos favorece: el gobierno local atiende a mucha mayor población de la que registran los censos del Inegi, ya que los turistas y trabajadores que residen aquí sin aparecer en las mediciones demoscópicas también demandan bienes y servicios de origen gubernamental, como también les sucede, en medida decreciente, a Baja California Sur, Nayarit, Jalisco, Oaxaca y Guerrero.

Sin embargo, de las actitudes más rijosas de los últimos tiempos, que lidera de alguna manera Enrique Alfaro Ramírez, de Jalisco, Joaquín se ha deslindado sin aspavientos ni desaires a sus colegas, aunque con claridad: el gobernador de Quintana Roo no solo no mantiene diferendos políticos con el presidente de la república, sino que los mandatarios de ambos órdenes de gobierno con frecuencia se manifiestan respeto y hasta simpatía.

Estados como Quintana Roo y en alguna medida Chihuahua, gobernado por Javier Corral Jurado, que mantienen una oposición más o menso moderada centrada casi exclusivamente en la política y normatividad distributiva o, para plantearlo de otra manera, no han formado parte beligerante de los estados francamente detractores que demandaron, por ejemplo, la destitución del ciertamente cíngaro secretario de Salud Hugo López-Gatell, a fin de cuentas pudieran ser buenos interlocutores, pivotes digamos, para un entendimiento hacia el que López ha enseñado creciente disposición, al tiempo que los estados en sus mensajes vienen mostrando menos hostilidad.

López Obrador se reunió con el flamante presidente de la Conago, el postosino Juan Manuel Carreras, quien presidirá la reunión de mañana. El jalisciense Alfaro lleva ya unos días sin enseñar las uñas y en términos generales el ambiente en el pacto federal se siente más distendido que en las semanas precedentes, pletóricas de acusaciones y amagos.

No cabe duda de que, ante un presidente en exceso restrictivo con las prerrogativas de los estados y municipios y detentador de una política de austeridad extrema que ha sido muy lesiva para el interior del país, la razón está de parte de los gobernadores, pero también es cierto que éstos, salvo las excepciones mencionadas, amén de los estados gobernados por correligionarios o simpatizantes del gobernante del país, han aprovechado la ancestral carencia de justicia hacia ellos para hacer política más bien de corte bajuno contra Andrés Manuel López.

Aparte del tema central de la pandemia, veremos cómo se portan, gobernadores y presidente, en la reunión de mañana en San Luis Potosí: si se atacan o se respetan en pos de una mejor coordinación presupuestaria y otros reclamos de las entidades; si se sinceran y se esfuerzan por entenderse en beneficio de la población o de plano fingen comprensión mientras se dan patadas bajo la mesa. Por muchas razones simpatizamos con las administraciones locales, pero hay que reconocer también que esta situación desventajosa que padecen los estados a la hora de la repartición de los dineros no es significativamente peor que con las administraciones federales priistas y panistas, que de ninguna manera renunciaron a los beneficios del centralismo presidencial que estuvo en el ADN mismo de los regímenes emanados del Maximato de Plutarco Elías Calles y caracterizó lo mismo a los regímenes cuasirrealistas del panismo del siglo XXI.

¿Qué esperamos los gobernados? Por más que nos entretenga la grilla, quisiéramos que esta vez la política partidista no protagonizara el encuentro, pues el contexto, en particular por la pandemia de la covid-19, demanda soluciones ejecutivas de carácter económico-financiero para que mejoremos nuestras condiciones de vida y capacidades para sortear la emergencia sanitaria.

No existen plenas garantías: los más rudos, como Silvano Aureoles Conejo, de Michoacán; Jaime Rodríguez Calderón, el “Bronco” de Nuevo León, y el antedicho tapatío Alfaro son capaces de explotar en cualquier momento, y lo harán seguramente si la aparente buena disposición de López Obrador no viene respaldada por avances y concesiones concretas en sus temas, pero la plenaria potosina de la Conago, en la que estará buena parte del gabinete acompañando al presidente, tiene posibilidades de convertirse en histórica… para bien o para mal.


GRILLOGRAMA

Ni tanto que queme…


Sostengo que hay algo peor

Que a Sansón a las patadas

Ponerse, pues son jaladas

Hacerla de trapeador


columnacafenegro@gmail.com



















































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