Ruptura empresarios-gobierno
(COLUMNA EN NOVEDADES). Con un crecimiento por arriba de los cinco puntos porcentuales, trimestre tras trimestre Quintana Roo se mantuvo durante los últimos años –desde mediados de la década de los noventa– no solo por arriba de la mediocre media nacional, sino entre los primeros lugares de las entidades federativas. El turismo fue el motor indiscutible y en general los gobiernos –buenos, malos o regulares– mantuvieron esa industria funcionando y en crecimiento.
Pero todavía no contamos con evaluaciones más o menos claras de la inexorable caída de nuestra economía, dado que con razones todavía poco claras los comentadores –gubernamentales y no gubernamentales– dan por hecho que el turismo está siendo de las industrias más afectadas por la epidemia de la covid-19, aunque revisando los reportes del Inegi nos percatamos que el sector secundario ha resultado más dañado que el terciario: la actividad industrial no solo no creció, sino que ya quedó severamente mermada, mientras que los servicios –como el turismo– quedaron en un impasse del que se prevé puedan recuperarse con más agilidad.
Pero véase como se vea, nadie duda de que el golpe a nuestra economía propinado por la pandemia será muy severo, pues además la pésima conducción económica del país de este sexenio no proporciona ningún asidero: México tendrá que auxiliarse más de entidades federativas de alto rendimiento como Quintana Roo que lo que podrán hacerlo los estados del ya ruinoso país.
Por supuesto que Andrés Manuel López Obrador, inminente premio Nobel por haber inventado “otra” economía que no toma en cuenta los indicadores como el Producto Interno Bruto sino una entelequia que muy priistamente llama “bienestar”, minimiza la pavorosa noticia dada a conocer el lunes por el Inegi: el indicador se habría desplomado en abril, mayo y junio 17.3 por ciento, por arriba –es decir, abajo– de las previsiones más catastrofistas, y se calcula que la afectación, tomando en cuenta la economía no medible, estaría cerca de los 20 puntos porcentuales.
Tenemos certeza de que no va a ser parejo el daño que la puntilla de la covid-19 le puso al históricamente peor desempeño económico del México moderno con López Obrador, pero nos preocupa que el buen rendimiento de los últimos años de Quintanas Roo quede nulificado por el supuesto de que una economía sustentada en el turismo sea más vulnerable a los efectos nocivos de la epidemia, que ya en general indica una catástrofe mundial en cuyas cifras México ostenta los peores indicadores del mundo por su ya de antemano siniestrada economía.
Algunas garantías sí tenemos: Aunque el gobierno de Carlos Joaquín González ha procurado sincronizarse con el del presidente López en acciones y programas a pesar de que el mandatario federal ha mantenido a Quintana Roo metido en el saco de los estados adversarios –como lo son todos los no emanados del Morena y sus amigos–, en el manejo económico ha mantenido plena racionalidad y control, auxiliado sobre todo por la secretaria de Finanzas y Planeación Yohanet Torres Muñoz, especialista en sacar agua de las piedras, y en general el manejo económico establecido por el contador público tiene en lo que lleva de su mandato una tendencia a mejorar el balance económico de un estado que antes funcionaba, amén del éxito turístico, en base a un excesivo endeudamiento.
Nos va a ir mal. No nos engañemos. El Gobierno de la República es un caso perdido. Muy poco podemos esperar de nuestro presidente, que no solo no se hinca ante la tempestad, sino que a diario lanza nuevas alucinaciones gubernativas en franca negación de la realidad y sin el menor ánimo de corregir. Los estados de la república –sobre todos los no agraciados con el aura lopezobradorista– tendrán que rascarse con sus propias uñas, pues el país no solo es un escandaloso fracaso económico sino también un feudo de odios y venganzas políticas.
No quisimos iniciar con la opinión de los antagonistas naturales de López, pero finalmente ellos están económicamente más vinculados a las familias mexicanas que los gobiernos. Gustavo de Hoyos, presidente de la Coparmex, declaró ayer que la economía mexicana está ante la peor crisis de su historia contemporánea, pero lo más grave es que el líder empresarial dijo que es indispensable que se de una unión en lo esencial para sacar adelante el Acuerdo Nacional de Reactivación Económica, ya sea con o sin el gobierno federal.
Como es seguro que Andrés López desoirá esta advertencia, como desoye todo lo que no sale de su ronco pecho, podemos estar ahora atestiguando cómo el país quedó escindido por el hartazgo de los emprendedores ante la estolidez gubernamental.
HELADA MADRINA
Se entiende que buena parte del empresariado institucional prácticamente se declare enemigo de López Obrador, pues se trata de partes antagonistas por definición: el presidente no tiene empacho en satanizar diariamente, sin escatimar rudezas y hasta insultos, a los emprendedores mexicanos en general, mientras que la iniciativa privada, en especial desde la radical Coparmex, no pierde oportunidad de criticarlo por alejar el rumbo del país de la ruta de sus intereses. No habría por qué sorprenderse ni había razones para esperar una relación distinta.
La rebelión de los gobernadores de oposición –que la semana pasada exigieron estridentemente la renuncia del subsecretario de Salud Hugo López-Gatell– no debe manejarse de la misma manera, pues de la funcionalidad de las relaciones institucionales entre los órdenes de gobierno incide directamente en los beneficios que reciben los gobernados.
López regatea a los estados sus participaciones federales y otros ingresos de estados y municipios procrastinando o de plano disminuyendo las ministraciones en plena pandemia –miente constantemente al afirmar lo contrario–, mientras que por lo menos nueve de los gobernadores de oposición azuzan a la población con un tono que parece más en busca de la confrontación que de soluciones.
Si bien el gobernador Joaquín de Quintana Roo ha participado en las expresiones de los gobernadores del PAN y de la Conago, no ha caído en despropósitos como la exigencia de destitución del subsecretario-vocero, que firmaron Aguascalientes, Coahuila, Michoacán, Durango, Nuevo León, Colima, Guanajuato y Tamaulipas, encabezados informalmente por Jalisco, que encabeza Enrique Alfaro Ramírez, el más aguerrido y visible.
El incumplimiento federal con los apoyos de ley –sobre todo los correspondientes al Ramo 28– y los esperados por la pandemia es total, pero las relaciones funcionales entre los niveles de gobierno implican muchas otras cosas que no pueden suspenderse y la hostilidad de los mandatarios no inspira ningún buen trato de un presidente vengativo y obcecado como el que tenemos. En lo que se pueda, el centro bloqueará a los estados hostiles a López a ultranza; no lo duden.
Difícil, muy difícil es el equilibrio entre la exigencia digna de lo que corresponde y la prudencia. La de gobernador es una de las muchas chambas que no envidiamos en la vida…
GRILLOGRAMA
Spit free…
He aquí un consejo prudente:
Con cocinera y mesero
Mantén hostilidad cero
¡Y más con el presidente!
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