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Incendios: brutal desprotección


(COLUMNA EN NOVEDADES). El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por las siglas de su nombre oficial en inglés) ha lanzado un grito de alarma por el inverosímil recorte de los gastos para la Semarnat y en particular para la atención de las áreas naturales protegidas en México, muy preocupante en muchos sentidos, algunos obvios, pero las repercusiones a mediano plazo podrán impactar en muchos aspectos, imposibilitando la respuesta adecuada a emergencias y descartando importantes acciones para la recuperación del acervo medioambiental cuando resulta comprometido, como ahora.

Huelga decir que Quintana Roo es uno de los estados con más áreas naturales protegidas del país y con más territorio “amparado” bajo diversos regímenes. Tenemos cinco reservas de la biosfera, seis áreas de protección de flora y fauna, seis parques nacionales y un santuario: en total 18 polígonos territoriales de enorme riqueza y extensión, que el increíblemente irresponsable –cuan brutal– recorte presupuestal del 75 por ciento por parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público decretado el 23 de abril por Andrés Manuel López Obrador pone en total indefensión.

Acaso jamás se haya asestado un golpe de tal magnitud al conservacionismo ambiental del país. El nuestro es un estado que depende de sus pródigas riquezas naturales, aunque –seguramente como no hay intereses económicos inmediatos– no se han escuchado muchas ni particularmente fuertes voces en la defensa del vital presupuesto que un presidente que, en otro rasgo que lo identifica con su admirado Donald Trump, desprecia soberanamente a la naturaleza. Apenas el sábado los grupos “ecologistas” lanzaron una pusilánime carta abierta... porque el clamor crece y no quieren quedarse atrás.

Sin embargo, menos aun se ha tomado en cuenta un fenómeno que acabamos de padecer en Quintana Roo –también sucedió en otros estados–, que causó zozobra y por momentos estuvo a punto de rebasar los muy escasos recursos que la federación brinda para su atención, cargando en demasía los gastos y esfuerzos a las capacidades propias de las entidades federativas: la intensa sequía, que en los recientes meses de estiaje ocasionó un gran número de incendios, devastando amplias extensiones de variados terrenos que –todos ellos– prestaban invaluables servicios ambientales.

¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? A raíz del recorte fueron despedidos más de 200 guardaparques de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas –por el presidente que un día sí y otro también dice apoyar a la clase trabajadora y fomentar el empleo– y por supuesto se espera un debilitamiento extremo del área. Los incendios forestales requieren importantes recursos materiales y humanos para ser combatidos, mas en el futuro inmediato y medio, si permanece el statu quo presupuestal, serán inalcanzables.

WWF México, en un comunicado, dejó muy en claro que “este recorte provocará la paralización de las actividades fundamentales que realiza la Conanp, incluyendo el trabajo en proyectos productivos con comunidades, la atención de incendios y la protección de sitios que proveen servicios ambientales a las grandes ciudades del país, vulnerando el hogar y sustento de miles de personas. Con ello la Conanp se verá obligada a cerrar decenas de oficinas en campo, sin posibilidad de continuar realizando acciones de apoyo a comunidades, atención a riesgos ambientales, vigilancia y monitoreo”.

La Secretaría de Medio Anmabiente de Quintana Roo informó en un comunicado que su personal fue comisionado “para que se efectuaran sobrevuelos de detección y dirección de trabajos en tierra a combatientes y personal técnico especializado, integrantes del Equipo Estatal de Manejo de Incidentes y la Comisión Nacional Forestal con técnicos especializados en el combate y manejo del fuego de otros estados. Destacó también la participación de la Secretaría de la Defensa Nacional con la aportación de dos helicópteros, que sirvieron en el traslado de personal y combate directo a través de descargas de agua en los siniestros, y de la Secretaría de Marina, con un equipo similar para las mismas acciones”.

El saldo del estiaje 2020 fue de 26 mil 740 hectáreas siniestradas (para las personas de medios urbanos y no familiarizadas con la agrimensura, esto significa algo así como más de 26 mil manzanas de cien por cien metros, como es el promedio en cualquier ciudad). La pérdida es enorme, pero el esfuerzo que se hizo para que no resultara mucho mayor fue titánico y muy efectivo.

Hay presunciones de que se avecina el fenómeno climático global de la La Niña, con el que las temperaturas del mar bajan, disminuye la evaporación y por tanto hay menos nubes; los venideros meses de sequía pudieran ser muy severos y prolongados. Esperemos que nadie mienta, robe o traicione, y que el presidente López saque sus estampitas de superchería –seguro dirá que la sequía es culpa de los conservadores y los neoliberales de los regímenes pasados–, pues enfrentar una intensa temporada de incendios como la precedente con recursos menoscabados será prácticamente imposible.


HOMÚNCULOS

Medio entendemos que a Jaqueline Estrada Peña, titular del Instituto para la Cultura y las Artes de Quintana Roo, no le interesara estar en el grupo de WhatsApp que creo el laureado reportero especializado Omar Capistrán Espinosa, bajo el nombre Noctámbulo, para difundir noticias relacionadas con el tema, pues tal vez cuenta con personal dedicado a monitorear la información o ella misma, antropóloga, no sabe mucho de cultura que digamos, pero que creadores, promotores, espacios museos y hasta los muy malitos grupos de rock que tenemos en el Caribe mexicano hayan desdeñado la magnífica opción se nos hace algo terrible.

Ahí radica la mediocridad: a la gente de la cultura en Quintana Roo la cultura le interesa un pito. Ellos hacen como que crean, como que producen, y como que promueven y exhiben para poder acceder a los apoyos gubernamentales –no pocas veces su modus vivendi–, pero ponerlos a ejercitar la neurona para enriquecer su acervo cultural y sus conocimientos de plano no: ¡qué hueva!

Lo hemos sospechado siempre, pero ahora que vimos salirse del grupo de marras a decenas de personas que se supone deberían estar interesadas en el acontecer artístico y cultural se confirma la principal causa del paupérrimo nivel de la cultura y las artes de Quintana Roo: a los artistas y demás personas involucradas en las artes y la cultura, no les interesa en absoluto… ¡la cultura!

Sin embargo, cuando quieren sacar la chuleta, en esos extraños momentos en que su mediocridad, azuzada por el hambre, les indica que hay que pedir apoyos a los gobiernos, no hay niño que chille más fuerte para mamar. Quejas, cartas abiertas, manifiestos y manifestaciones contra las autoridades es lo único que producen copiosamente, y ahí sí le ponen todo el empeño y son harto creativos.

Si el economista Alfred Sauvy, creador del concepto “tercer mundo” a mediados del siglo pasado, hubiese concebido un “cuarto mundo”, los artistas y agentes culturales de Quintana Roo serían presidentes, ministros y embajadores. Son una vergüenza. Las excepciones son tan honrosas como escasas, pero pues, venga: que se ponga el saco aquel a quien le venga justo.


GRILLOGRAMA

Chafas, con ganas…


De muchos de estos compadres

Su compromiso descarte

Pues la cultura y el arte

Realmente les valen m…


columnacafenegro@gmail.com


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