top of page

El sombrero del Banco de México

(COLUMNA EN NOVEDADES). Ya que en los estados no hay bancos centrales (equivalentes al Banco de México para el país), el gobierno de Carlos Joaquín González ha tenido que ser muy activo y oportuno en las políticas, decisiones y acciones destinadas a proteger a nuestra economía ante la profunda crisis que se cierne sobre nosotros. El miércoles pasado la secretaria de Finanzas y Planeación anunció importantes medidas destinadas a atenuar el daño económico causado a las personas y empresas por las medidas de emergencia otorgando, en palabras de su titular Yohanet Torres Muñoz, “mayores beneficios, plazos y estímulos fiscales para mitigar la afectación económica por el Covid-19”, en muchos casos llegando a descuentos del 100 por ciento.

En el plano federal, sin embargo, las respuestas, que se requería que fuesen de gran calado, se han quedado en muy bienvenidos refuerzos a los programas sociales del presidente Andrés Manuel López Obrador –de impacto directo en una relativamente pequeña cantidad de familias–, anunciados el mismo míercoles 22, que muy poco tienen que ver con la recuperación económica subsecuente a la severísima crisis que ya no solo pergeñamos, sino damos por hecho.

Lo que prescriben todos los expertos del mundo –incluso no dudamos que el apocado titular de Hacienda federal Arturo Herrera Gutiérrez esté de acuerdo, pero no lo dice porque no quiere quedarse sin chamba como su digno antecesor y jefe Carlos Urzúa Macías, que no se doblegó en su rectitud profesional y prestigio internacional a los caprichos de su patrón– ni siquiera fue mencionado por el presidente al presentar sus “11 puntos” para la reactivación económica. El “decálogo a favor de las clases medias” que introdujo el sábado en video es una vacilada verdaderaente patética: no dijo nada que no fueran mentiras y delirios: “decretar” la creación de dos millones de empleos, cuando en unas semanas se han perdido más de 400 mil, es un mayúsculo despropósito... o pérdida del sentido de la realidad.

López, casi a diario y saludando con el sombrero ajeno del Banco de México, para apoyar su ilusión de “vamos requetebién” menciona excelentes datos e indicadores atribuyéndolos a su gestión y a la “otra economía”, que inventó para contraponerla a la de sus demonios neoporfiristas, neoliberales y conservadores, pero la verdad es que en absolutamente ninguno de los éxitos que pregona tiene que ver el gobierno de la 4-T: la estabilidad cambiaria, la baja inflación y demás factores macroeconómicos positivos que subyacen al ahora frágil sostenimiento de México provienen de las prácticas gubernamentales que se impusieron desde el gobierno de Miguel de la Madrid y se sostuvieron hasta Enrique Peña Nieto, con un respeto cuasirreligioso al decálogo del Consenso de Washington de 1989, eso sí, con gran sacrificio para las clases bajas de los países que, como el nuestro, lo aplicaron con gala de corrupción e ineptitud.

Pero el factor más importante para lograr esta estabilidad –que ahora puede estar en entredicho por los desvaríos gubernamentales ha sido, sin duda, el Banco de México, que desde su creación y sobre todo a partir de 1985, cuando se emitió la nueva Ley Orgánica de la institución, tiene la posibilidad de “emitir títulos de deuda propios para efectos de regulación monetaria, y liberó a la reserva monetaria de restricciones” para que la misma pudiera ser usada sin cortapisas para los fines que le son propios.El presidente López ha atacado insistentemente al banco central, quizá porque alberga la abstrusa idea de que todo México es su subordinado y la independencia de la que éste goza afortunadamente le irrita, al grado de que el lunes demandó que los créditos que destinará sean para las pequeñas y medianas empresas (la institución ha dicho que ese es de por sí el destino principal de los emprestitos, pero lo dispuso a través de una línea para las entidades financieras privadas de 750 mil millones de pesos, con la intención de “matar dos pájaros de un tiro”: apoyando a la iniciativa privada y salvaguardando a la banca). Sentenció en su juarista estilo: “las reservas no son del Banxico (sino) son de su nación”.

Se quivoca el presidente: las reservas del Banco de México no son del presidente ni de los mexicanos, sino nada más y nada menos que del Banco de México, que sí, es parte del Estado mexicano y tiene sus misiones definidas, pero toma sus propias decisiones soberanas. Son capitales financieros que ha generado la institución autónoma del Estado, que no está –afortunadamente– bajo las órdenes del titular del Poder Ejecutivo, que insite en fustigarlo cada mañana.

Los meritorios –con sus “asegunes”– programas sociales de López deben ser celebrados e incluso reforzados, como se anunció, y serán propicios para la recuperación económica. Que en estos momentos una empresa reciba 25 mil pesos es bueno, aunque no alcance ni para el gasto corriente un “changarro”... pero el impacto en la economía será marginal. Aumentará un poquitín el consumo y, por ende, la demanda agregada, pero de manera apenas perceptible y solo en el plazo inmediato. Por más providenciales que sean para las relativamente pocas familias que los reciban, no dejan de ser asistenciales los dineros de esos programas; algo así como “limosnas piadosas”, pues nadie llora porque le den pan, mas hasta ahí: no significarán nada en cuanto a las necesidades de recuperación que ya presenta la economía nacional.

López Obrador deberá entender –lo cual no sucederá– que no es presidente de una colonia, sino presidente de México.


HELADA MADRINA

Aquí nuestro cerrero presidente no entendió como funciona el mundo. México sostiene desde hace muchos años una férrea política de país buen pagador, lo cual para los organismos financieros internacionales (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo, por mencionar a algunos) es una ficha de platino. Tenemos crédito, ganado a través de los lustros de buen manejo financiro por los hoy odiados gobiernos neoliberales. Pero López, nuestro juarista y heroico presidente, ha decidido que mejor México termine en la inanición antes que contraer una deuda. Que se mueran todos los enfrmos de Covid-19 antes que soltar un centavo. Mas también tenemos muy positivas notas, de la mayor relevancia, y esta, que se escucho en Radio Fórmula el el jueves 23 de abril, nos la presta Nicolás Durán de la Sierra:

“El pasado lunes, en su conferencia matutina, luego del doloroso rosario de noticias sobre el Coronavirus en nuestro país, el presidente López Obrador informó que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, el Conacyt, junto con una empresa francesa situada en Querétaro, a partir del próximo mayo comenzará la fábrica de unos quinientos ventiladores mecánicos por semana.

“Esta fue, sin duda, una noticia alentadora no sólo para el ámbito académico, sino para todo el país, pues nos dice del vigor de nuestros institutos de ciencia y, por ende, de los hombres y mujeres que lo sustentan. Se trata del diseño de una nueva serie de instrumentos médicos que ayudarán a México y al mundo en la dura lucha contra esta terrible epidemia. Este mandatario es un nazi.

“Por cierto, el sistema de estadísticas y mapas que cada día presenta la Secretaría de Salud respecto de los avances en la lucha contra el Covid 19 en México, los que muestran la tasa de afectados y se incluyen hasta los más pequeños poblados de nuestra geografía; ese sistema es también del Conacyt, y ha sido replicado en otros países por su exactitud y extensión.

“A su vez, y aunque la noticia aún no se ha extendido, la Universidad Nacional Autónoma de México adelantó que en los próximos días presentará un nuevo sistema de pruebas de biosensor de alta exactitud para el Covid 19, una técnica que puede procesar hasta 43 muestras en dos horas a un costo de cerca de 300 pesos, por lo que se podrían hacer de manera masiva.

“Como se puede ver, la ciencia y la tecnología mexicanas están comenzando a ser relevantes en la lucha contra la pandemia y todo apunta a que lo serán también en el futuro cercano, pues abren una gran puerta: la del reconocimiento oficial y público. Son dos noticias que contrastan con nuestro difícil panorama. Demos un voto a la esperanza, como dijera la poeta Zita Finol”.

Por vicio profesional, en la ciencia confiamos.


HOMÚNCULOS

El presidente Andrés Manuel López Obrador señaló este lunes que no le gustó el “modito” en que el Consejo Mexicano de Negocios (CMN) y BID Invest hicieron un acuerdo para el rescate de empresas.

Al ser cuestionado sobre si la Secretaría de Hacienda dará su aval a este acuerdo, López dijo que el Gobierno no podía hacer eso. Le ofrecen hacer el trabajo que no hace, ¡y se encabrita! Eso ya de plano es estupidez: “Ese aval no podemos nosotros otorgarlo, porque no queremos endeudar al país y queremos rescatar primero a los más necesitados (...) Y además no me gusta mucho el ‘modito’ de que se pongan de acuerdo y quieran imponernos sus planes. Si ya no es como antes”, señaló.

No, no, no: casi no es autoritario y necio, el señor.


GRILLOGRAMA

Más inteligente, el insecto...


La mosca se fue instalando

Del arado, en el timón

Y advirtió con decisión:

"No me hablen cuando ande arando"


columnacafenegro@gmail.com


bottom of page