Desdeña López a la economía
(COLUMNA EN NOVEDADES). Al alcance de los gobiernos estatales las medidas para paliar la crisis económica están limitadas a los apoyos sociales directos a la población más necesitada para minimizar el sufrimiento de las familias, pero no se puede hacer demasiado para mejorar la economía general. En Quintana Roo, por ejemplo, la promoción de la inversión en materia turística, de construcción e inmobiliaria se ha realizado consistentemente, pero ante la pandemia presente hay que ser imaginativos y concentrarse en la gente que menos tiene, como es el caso de la ayuda alimentaria que arrancó ayer el gobierno de Carlos Joaquín González y que será un alivio para las familias que permanecen guarecidas en sus casas, muchas sin ingresos ni empleo. Pero el gobierno federal no debiera quedarse en los apoyos sociales, pues debería estar trabajando en una verdadera reconstrucción de la economía de México.
No podemos decir que nos sorprendiera el “plan sin plan” de reactivación económica del presidente Andrés Manuel López Obrador expuesto el domingo ante la contingencia por el virus Covid-19, donde no anunció prácticamente nada que no fuera la ampliación de sus programas sociales, populistas y electoreros, que si bien pueden traer algo y hasta mucho alivio a ciertos sectores de la población no tendrán ningún efecto benéfico para la economía luego de los estragos por la epidemia y la paralización del país que provocó. No se anunció una sola medida contracíclica ante la inminente recesión y solo se esbozaron paliativos muy menores, como créditos a las pequeñas empresas.
No es que los apoyos a ciertos grupos selectos entre la población vulnerable, que representa apenas una fracción de los más de 50 millones de pobres que hay en México, sean malos, pero en términos de la complicada reactivación económica que requeriremos en lo inmediato no tendrán prácticamente ningún impacto: estos programas no rebasarán su diseño populista-electorero original y la economía mexicana, que ya en 2019 tuvo una contracción, es vista por los expertos y agentes económico-financieros como claramente siniestrada.
Decíamos hace poco que cuando los estados experimentan periodos de desaceleración o recesivos los gobiernos y bancos centrales deben hacer básicamente cuatro cosas: bajar las tasas de interés, disminuir impuestos, aumentar el gasto público y promover el crédito: se trata de dinamizar a la economía al estimular la inversión a costa de propiciar déficit e impulsar la demanda agregada, entre otras cosas protegiendo al empleo. Nada de eso –ni parecido– planteó López el domingo 5, eso que es considerado en todo el mundo como lo prescrito para situaciones de contracción como los que ya estamos viviendo y que se acentuarán por un largo periodo de tiempo.
¿Que hay que tener programas sociales y entre las obligaciones de los gobiernos está promoverlos? Claro que sí y está muy bien que existan y se refuercen en estos tiempos difíciles. ¿Que siempre será bueno fomentar la microempesa? Desde luego y sean muy bienvenidos los créditos que anunció el mandatario nacional. Pero lo que realmente necesita nuestro país es una intervención económica estatal mayor y de esa no hubo ni la menor insinuación.
Todo lo contrario: Andrés López, que presume de encabezar un gobierno de izquierda y progresista, está aferrado en sostener los principios más férreos del neoliberalismo que tanto critica, empezando por una negativa rotunda a apoyar a la iniciativa privada generadora de empleo, verbigracia con estímulos fiscales. El domingo y ayer abundaron las declaraciones de los líderes empresariales, profundamente desencantados por el insuficiente, cortísimo plan presidencial. Señalaron que harán lo que esté a su alcance para tratar de minimizar el impacto de la crisis económica, aminorar la pérdida de empleos y la desaparición de empresas. “El informe del presidente López Obrador no es el que los empleadores esperaban, lo que necesitan. Las consecuencias pueden ser graves”, escribió en su cuenta de Twitter Francisco Cervantes, presidente de la Concamin. “Si el gobierno apoya a las empresas, en realidad estará apoyando a las familias”, señaló por su parte Gustavo de Hoyos, presidente de la Coparmex.
En cambio la famosa austeridad republicana, que causó tantos estragos a las economías regionales y estatales en los primeros meses del sexenio con despidos y recortes al reducir muy al estilo neoliberal el aparato del Estado, según el anuncio de jefe del Poder Ejecutivo será reforzada con medidas demagógicas y de escaso impaccto en las finanzas nacionales como la reducción de los salarios y la –muy probablemente ilegal– suspensión del aguinaldo a la alta brurocracia.
Todos están de acuerdo –menos el presidente y sus aduladores– en que el plan presentado por el López no muestra ninguna perspectiva de recuperación económica a mediano y largo plazos.
Eso es en verdad preocupante, porque el presidente, lo hemos constatado una y otra vez, ve la tempestad y no se hinca. Ni siqiuiera presenta visos de comprender lo que está sucediendo.
HELADA MADRINA
El diputado de Movimiento Ciudadano a la XVI Legislatura José Luis Toledo Medina ha expresado, a nuestro entender, la mejor crítica a nivel local al plan sin plan de López Obrador. En un breve video y un par de tuits, sin siquiera entrar en materia, lo cual se espera en estos días, pues nos comentó que habría que ajustar y reorientar algo así como cinco mil millones de pesos para reactivar la economía, peroteger al turismo y por ende al empleo, pues con 135 mil cuartos de hotel todos en Quintana Roo dependemos de la industria de la hospitalidad. Por lo menos 350 mil empleos se perderán definitivamente si no se toman medidas decididas, a fondo, y no solo las asistencialistas, urgentes, sí, pero a la larga insuficientes.
La afectación ya ha sido muy severa: el legiador playense está dando a conocer en un documento que “la caída de visitantes ha sido muy drástica (solo hay entre 2% y 10% de ocupación hotelera en varios lugares del estado, y hasta 40% menos vuelos), lo cual pone a Quintana Roo en un situación crítica”.
Hay un político mexicano con posgrado en la Universidad de Harvard, Salomón Chertorivski Woldenberg, que es experto, al propio tiempo, en salud pública y en economía. Nos comenta Toledo que fue él quien le facilitó un decálogo (sí, por metonimia así se dice, aunque no sean 10 prescripciones, como los mandamientos de la Ley de Dios; más de un despistado nos ha criticado ese uso que admite la RAE) de ocho puntos, que citamos ad litteram:
1.- Destinar todos los recursos necesarios para salvar vidas: que no haga falta ni un peso para atender la salud de los mexicanos, que el dinero no sea limitante para resolver esta crisis.
2.-Cueste lo que cueste no se debe perder ningún empleo: cada empleo perdido es una familia que se queda desprotegida. Debemos detener el desempleo a toda costa.
3.-Preservar la planta productiva: si no queremos que se pierda ningún empleo, también debemos impedir que cierre cualquier empresa, en especial las pequeñas y medianas.
4.-Garantizar ingresos para los más pobres: hay muchos mexicanos y quintanarroenses que viven al día, que no reciben un salario. No podemos olvidarnos de ellos, por lo que hay que destinarles recursos para que puedan sobrevivir a esta crisis.
5.-Mayor intervención estatal e incremento del gasto público: como la economía está paralizada, es momento que el gobierno la reactive, invirtiendo en puentes, carreteras, obras, puertos…
6.-Un plan serio y soberano para gestionar recursos en otras instancias: el gobierno se sostiene gracias a nuestros impuestos, pero ahora es imposible que muchos mexicanos los paguen. Por ello, es necesario que el gobierno acuda a préstamos; bien utilizados y con transparencia, servirán para afrontar la crisis económica y de salud.
7.- Preservar los servicios estratégicos: cuestiones como el agua o la policía tienen que seguir funcionando en todo momento. El gobierno debe asegurar que continúen.
8.-Otorgar facilidades para el pago de impuestos: si queremos preservar empleos, se debe permitir que las empresas paguen sus impuestos después que haya pasado esta crisis.
Por lo vistop el ciudadano López, adláteres y fanáticos son los únicos en este país que no entienden las cosas.
HOMÚNCULOS
Desde que el secretario de Hacienda con Carlos Salinas de Gortari, Pedro Aspe Armella, dijo que hablar de poreza en México era un “mito genial”, los mexicanos en situación peor que adversa no habían recibido más soez insulto que el que lanzó el presidente López al decir, en un país que ya rebasó los 125 muertos, que casi llega a los dos mil 500 contagios, se encuentra paralizado y enfrenta la peor crisis económica acaso desde la Revolución Mexicana hacia los próximos años, que la epidemia del Covid-19 nos cayó –o por lo menos le cayó a la dichosa “cuarta transformación”– “como anillo al dédo”.
Rebasó todos los límites imaginables de la insensibilidad y falta de respeto hacia sus gobernados. De paso nos releva del mítico respeto a la investidura presidencial, pues él no respeta a los mexicanos, una gran parte caídos en desgracia.
Lo peor que se diga de él por este dislate será una grosería más pequeña que esta que a tantos nos indignó. Es merecedor de todos los memes e insultos que se le han proferido.
GRILLOGRAMA
Grave, el insulto de López...
De plano entender, hermano
Tanta idiotez yo no puedo:
En vez un anillo al dedo
¡Denle un dedillo en el...!
columnacafenegro@gmail.com