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Sindicato vestido de charro


Tras la firma de un dudoso contrato colectivo de trabajo, dos razones nos hacen difícil creer que el Sindicato de Trabajadores Académicos y Administrativos de la Universidad de Quintana Roo sea una organización lícita o por lo menos algo auténtica.

El primero de los motivos de nuestras dudas sobre la licitud del ente sindical de la Uqroo es que su dirigente, el doctor “patito” Mario Edgardo Vargas Paredes, quien durante lustros se ostentó como maestro egresado de la Sorbona de París, sin serlo –lo cual en nuestro país constituye un delito llamado usurpación de funciones, por el que fue denunciado–, es ampliamente conocido en la academia y en la política, mas no precisamente por sus buenos méritos.

Al interior de la universidad Mario Vargas es referente obligado de cuando del oficio de desestabilizar a las autoridades institucionales y académicas se trata: basta con que alguien no caiga del lado correcto de la apreciación de este profesor –cuyos criterios son siempre de contentillo e interés pecuniario personal– para ser convertido en víctima de ataques, difamaciones, calumnias y vilipendios de toda laya.

Las grillas de este académico son incontables y las ha ejercido en cualquier terreno, contra compañeros, amigos, enemigos, propios y extraños. Hasta con su hermano Saúl, este sí titulado con todas las de la ley en Inglaterra, académico brillante que ganó varias veces el certamen de ensayo sobre transparencia del Idaipqroo –de cuya legalidad estamos en condiciones de dar testimonio, pues fuimos parte del jurado durante varias ediciones– soltó furibundas dentelladas, mas baste con recordar su papel en la estrepitosa caída del rector de origen maya Francisco Rosado May, ya que, aunque muy probablemente su exclusión haya sido muy merecida,

Vargas conspiró de una manera sucia y rastrera, con todo tipo de artimañas, enlodando a las auténticas y legítimas reivindicaciones de sus compañeros profesores. No entraremos ahora en detalles de esa historia que conocemos al dedillo –era en la casa de este que escribe, en la calle Herminio Ahumada de Chetumal, donde se conspiraba casi a diario hasta altas horas de la noche por petición –gorronería, dirían algunos menos diplomáticos– del entonces amo y señor de la carrera de Relaciones Internacionales.

Ya hemos comentado escabrosas historias de acoso sexual del profesor de marras contra sus alumnos y otras lindezas como su desmantelamiento de las representaciones de varios partidos políticos y organizaciones en Quintana Roo –Marcelo Ebrard Casaubón y Patricia Mercado Castro fueron, entre muchos, un par de sus más connotados “clientes” de gestoría política–, donde fue señalado por robo, malversación, despojo y muchas felonías más. La verdad o falsedad de dichas imputaciones se discute aún, pero el hecho es que sí ha sido un gran liquidador de organizaciones políticas, como también es un hecho comprobable que fue un costoso “aviador” de varias legislaturas del congreso local, incrustado ahí gracias a su amistad con Eduardo Espinosa Abuxapqui.

Habrá tal vez quien quiera defender al bisoño líder sindical universitario, pero la otra razón de nuestra desconfianza es que ninguno de los puntos sobre beneficios para los trabajadores pedidos por el tal Sauqroo –ni uno solo… ¡ni medio punto siquiera!– logró satisfacción en las negociaciones del contrato colectivo de trabajo apenas firmado, bajo "amenaza" de huelga, entre la parte patronal y la laboral, que por cierto representa a la irrisoria cifra de solo 176 empleado de los mil 167 que tiene la Uqroo. No se pagarán los 200 mil pesos mensuales para gastos administrativos, no crecerá la prima dominical, no tendrán los 100 mil pesos ¡para el desfile del Primero de Mayo!, ni se contratará a un asistente administrativo. De todas, nada. Nocaut. Ni un peso en beneficio de los trabajadores.

No es por ser sospechosista, pero algo huele mal en Dinamarca: la escena de líderes sonrientes junto a autoridades satisfechas, mientras los trabajadores con pancartas y mantas extendidas eran despedidos con cajas destempladas, en los viejos tiempos se conocía como sindicalismo charro y nos dejó a un puñado de pseudotrabajadores mexicanos multimillonarios.


HOMÚNCULOS

Será una cuestión de un marcaje más férreo de los universitarios, medios, analistas y sociedad en general que el que aplica la Squadra Azzurra a sus rivales averiguar quiénes son honestos y cuáles son vividores entre los líderes de este sindicato que hasta ahora ha sido de pacotilla, pues vemos a uno que otro verdaderamente apasionado de los derechos de los universitarios manipulado por sujetos inescrupulosos como Mario Vargas, y como siempre, aunque muy magra, una caballada que sirve para simular radicales manifestaciones y airadas protestas con el fin de valorizar la venta del movimiento y sus nobles causas. De Martín Ramos Díaz, verbigracia, aunque seguramente su enemistad con las autoridades universitarias proviene de que su sempiterno sueño de ser rector se ha frustrado una y otra vez, podemos no soplo decir que es un excelente académico –el mismo Vargas Paredes es muy bueno en el aula, cuando se para por ahí–, sino que tenemos la casi total seguridad de que es profesor honesto y realmente preocupado por el bienestar de sus compañeros de trabajo que está siendo utilizado por una caterva de vivales que lidera el “Mesié” –entre otras manías, se siente más parisino que yucateco porque pasó un tiempo entre el servicio doméstico de una familia señorial gala, por lo que sabe de vinos de mesa, lo que presume a la menor provocación y se burlan de él llamándolo así sus alumnos–.

Necesario será cribar el trigo de la cizaña para no confundir a justos con pecadores.


GRILLOGRAMA

¡Ay Sauqroo, no te rajes!...


Y lacerante sonó

Por tales negociaciones

Una cuestión: ¡que cabr…

Mis profes!: ¿de a cómo no?


columnacafenegro@gmail.com


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