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Posverdades en las redes


Aquí hemos señalado en múltiples ocasiones la escasa confiabilidad de la información que circula en las llamadas redes sociales, aunque no se puede negar que de algo han servido para abrir la ostra de los monopolios mediáticos y de la manipulación oficial. Durante un par de horas nos dedicamos a medir las publicaciones que aparecían en el timeline de Facebook y –chistes, memes, socializaciones e historias personales aparte– calculamos cerca de un 95 por ciento de informaciones falaces y una peculiaridad: las publicaciones que pudieran valorarse de aceptables a valiosas provenían, sin excepción, de medios de comunicación acreditados o de periodistas profesionales.

Nuestro ejercicio se realizó justo cuando la noticia más intensa y comentada en Quintana Roo era el hallazgo de los restos del inspector de la policía estatal José Antonio Archi Yamá: en la mayoría de los posts en unas horas ya habían investigado, determinado los hechos y exhibido supuestas e inverosímiles complicidades, todo en el teléfono celular, pero lo más preocupante es que las más descabelladas versiones de corte conspiracionista conformaban la verdad de algún taxista, mesero, del señor de la tienda y, aunque parezca difícil de creer, de comentaristas y hasta reporteros. Pero estas doxas casi nunca calan hondo.

La gente siempre tiende a culpar a los gobiernos de todos los males, y más ahora que el bienestar no es de ninguna manera el signo de los tiempos, y tampoco ayudó que sin mediar investigación el secretario de Seguridad Pública Alberto Capella Ibarra haya salido a establecer culpabilidades y a señalar a un grupo delictivo local –ese es trabajo de la autoridad ministerial y no puede hacerse antes de las indagaciones correspondientes–, pero entre las falacias de internet, la predisposición negativa de la población y la locuacidad del jefe policial las falsedades se impusieron momentáneamente a las masas.

Todo apunta a que los responsables de la ejecución y decapitación del jefe policiaco son los dos delincuentes detenidos en un violento operativo de la Supermanzana 50 de Cancún la noche del jueves, aunque no se ha especificado a qué grupo delictivo pertenecen, así que la versión que Capella dio a conocer de manera poco prudente de que la víctima del homicidio, amén de ser un prestanombres para triquiñuelas inmobiliarias del exgobernador Roberto Borge Angulo, estaba relacionado con una banda delincuencial llamada Cártel de Cancún o de Buenfil, no puede ser descartada, como lo hizo una opinión pública a la que definitivamente no le resulta simpático el polémico policía.

Otro ejemplo que nos parece muy significativo de la distorsión de la información que se genera por parte de las redes sociales y los medios digitales de dudosa calidad –que no siempre podemos atribuir a la ignorancia o a la falta de profesionalismo, y sí en cambio, muchas veces, a la mala voluntad y al golpeteo político– fue la interpretación de la encuesta de la consultora Caudae-Estrategias sobre la valoración de la población de los gobernadores del país.

El quintanarroense Carlos Joaquín González fue ubicado en el puesto número 11, pero, aunque los medios de comunicación formales y las páginas de internet acreditadas valoraron como positivo ese resultado, en las redes sociales y los portales malintencionados se publicaron comentarios y titulares inverosímilmente reprobatorios, muchos en tono tremendista contra el mandatario.

No nos parece como para echar campanas al vuelo que Joaquín esté ubicado en el lugar 11 entre 32 mandatarios de las entidades federativas, cierto, pero sin duda se trata de una buena calificación, como lo consideraron, verbigracia, los medios impresos reconocidos. En cambio, en internet predominaron las descalificaciones y lo que se destacó fue que el gobernador de Quintana Roo, entre los mandatarios emanados del PAN, fue el de menor calificación. Ejemplo prístino de posverdad.

Aunque tal vez no deba preocuparse mucho Carlos Joaquín por estos embates virtuales: lo que midió la encuesta es la opinión de la gente y en todo caso la de los “internautas” importa –todavía– muy poco.


HOMÚNCULOS

Mexicanos de todas las edades y condiciones se sumaron al duelo por el fallecimiento de José José, algo que ya se está tornando en telenovela por los pleitos entre sus deudos que lamentablemente tienen un trasfondo económico.

Los políticos no omitieron expresiones sobre el tema, y será muy difícil saber hasta dónde llegó el sentimiento por la pérdida y hasta dónde el protagonismo.

Sin miedo al ridículo, la senadora quintanarroense Mayuli Martínez Simón se grabó a sí misma en sentido palomazo a capela con “Almohada”.


GRILLOGRAMA

De su ronco pecho…


Por su deceso, no cesa

Del Príncipe, la nostalgia

Mas oír, me dio neuralgia

A Mayuli, la Princesa


columnacafenegro@gmail.com

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