Relevo y ley en la Uqroo
(COLUMNA EN NOVEDADES) La oferta de Francisco López Mena de impulsar la autonomía de la Universidad de Quintana Roo puede ser seria y desde luego satisfaría añejos anhelos de los universitarios y de la sociedad quintanarroense pero, a diferencia de lo que muchos suponen por ignorancia o hacen suponer por conveniencia, la decisión no está en las manos del sucesor de Ángel Rivero Palomo en el cargo de rector.
La última reforma a la Ley Orgánica de la Universidad de Quintana Roo fue puesta en vigor el 4 de diciembre de 2013, pero el texto base data de 1994. Es un documento que harían muy bien en leer esos universitarios que no hacen mucho honor a su calidad de tales y críticos de toda laya que, sobre todo a través de las redes de internet, han tratado de desprestigiar al reciente proceso de sustitución de rector, fomentando la peregrina idea de la “imposición” y la manipulación gubernamental.
Luego entonces no solo la eventual autonomía sino cualquier cambio a esta normatividad fundamental debe ser impulsado en el Congreso del Estado por las vías previstas por la Constitución, y seguramente habría de tratarse de la abrogación de la actual y la confección de un nuevo instrumento. No es enchílame esta, claro está. Glosaré algo publicado aquí hace mes y medio:
“Hemos leído incontables libelos que acusan al gobernador de intervenir en la vida de la Uqroo y que la postulación de López Mena es una prueba de ello. Lo increíble es que se trata de estudiantes y ¡académicos! de la propia institución –por lo menos uno de los quejumbrosos desde siempre ha aspirado a ser rector– que ignoran o fingen desconocer la legislación que la rige. ¿De veras no saben como funciona la designación –que no elección– de un rector? Aquí tienen parte de la Ley Orgánica:
“El artículo 9 dice a la letra: ‘De los miembros de la Junta Directiva, siete serán designados por el Gobernador del Estado; los otros cuatro, serán designados por el Consejo Universitario entre los integrantes del personal académico definitivo de tiempo completo de la Universidad…’. Por otra parte, el artículo 11, reza: (Corresponde a la Junta Directiva) ‘I. Nombrar al Rector, resolver acerca de su renuncia o licencia, y (sic) removerlo por falta grave y justificada que la Junta apreciará discrecionalmente’”.
Cualquiera de los eternos –muchos muy frustrados y amargados– aspirantes a la rectoría hubiera tenido que ser nombrado –no elegido– de la misma manera, pero los desestabilizadores insisten en propalar entre los desprevenidos estudiantes y trabajadores la falsa idea de que el cambio de rector en la Uqroo es un proceso democrático, de elección popular. Eso no sucede en ninguna universidad seria del mundo.
Si Francisco López declaró su intención de promover la autonomía universitaria solo para allanar estos primeros escarceos con los pipiolos sindicalistas no lo sabemos, y si sus líderes decidieron “abrir” negociaciones desde una posición dura solo para obtener provecho tampoco, pero sí conocemos muy bien algunos liderazgos que tienen enorme experiencia en vender al enemigo no solo movimientos sino hasta partidos políticos, así que habrá que estar muy pendientes de la autenticidad de las posturas, pues suele suceder que la gente sea utilizada con fines aviesos.
Lo que con seguridad sí tendría mucho impacto en la institución universitaria sería la “reingeniería” (palabra que a los mexicanos nos pone a temblar, por razones imaginables) anunciada por el nuevo rector: será muy importante conocer la conformación del equipo de la flamante autoridad, las medidas administrativas que se tomarán, los proyectos de infraestructura y académicos que se emprenderán y en general el plan de gobierno del abogado López Mena. Esto a fin de cuentas será más importante que las sempiternas grillas.
HOMÚNCULOS
Se supone que el rector Francisco López, según su dicho, es respetuoso de la vida sindical, aunque es obvio que no puede declarar lo contrario: no lo vemos diciendo “al Sauqroo lo vamos a tratar con la punta del garrote”; mas también es una verdad meridiana que la entidad laboral resulta en extremo dudosa si hemos de juzgarla por sus dirigentes y cabezas visibles, por lo que no se augura nada bueno para la relación por venir.
El secretario general Mario Vargas Paredes, a quien incluso siempre se le han cuestionado los títulos de posgrado que ostenta, lleva muchos años vivaqueando del presupuesto de la Uqroo y aprovechando el noble foro para obtener beneficios personales: ha encabezado movimientos y hasta liderado capítulos locales de partidos políticos que funda para después quebrar, siempre con sospechas de venta fraudulenta de ideales a los poderes imperantes y de apropiación ilícita de prerrogativas, generando dividendos personales.
Al interior de la universidad –nos consta porque durante años la casa del que escribe, por llana hospitalidad, era más conspirativa que la de Josefa Ortiz de Domínguez: no nos lo contaron, pues ya no sabíamos cómo deshacernos de ellos, que nos parasitaban una noche sí y la otra también– siempre ha encabezado movimientos desestabilizadores en aras de obtener prebendas, como el que habría de descarrilar “a la malagueña” al ciertamente cuestionable rector indígena Francisco Rosado May. Las maniobras fueron tan truculentas, que la panda de Vargas llegó a culpar sin pruebas a la autoridad universitaria del suicidio de algún académico, supuestamente por acoso laboral. Así de perversidad.
Vargas lucha por los derechos de los universitarios, los trabajadores y los oprimidos del mundo para obtener beneficios tales como una “asesoría” en el congreso que era más bien una aviaduría. Cuando a principios de la agonizante XV Legislatura tomó la oficina de la presidencia de la Gran Comisión, Eduardo Martínez Arcila le preguntó al de la letra: “¿y este quién es?”; le brindamos una breve semblanza: es un académico vividor que Eduardo Espinosa Abuxapqui incrustó en la nómina en una dudosa relación que incluyó una costosa remodelación de su casa con cargo al erario. “¿y qué hace?”, preguntó el diputado. “Chi lo sa?”, respondimos. El profe se fue de patitas a la calle. Tremendo líder.
Otro que llama la atención en el Sauqroo es el frustrado eterno aspirante a la rectoría Martín Ramos Díaz, quien de entrada, luego de que fuera descartado por enésima vez del proceso sucesorio en el inmueble de Bulevar Bahía e Ignacio Comonfort de Chetumal por no cumplir los requisitos, calificó al nuevo rector de ilegítimo y de “imposición” del gobernador.
Le preguntamos el porqué de su expresión en Facebook y su respuesta fue una captura de pantalla de la definición tautológica de ilegítimo del Diccionario de la RAE: “No legítimo”. Ese es el nivel argumentativo del atribulado doctor. Lo cierto es que la primera y principal acepción de legítimo que registra la academia es, simple y llanamente, “conforme a las leyes”: QED. Esperemos que por sus traumas no se nos suicide: Vargas le echaría la culpa a López Mena.
Esos son los líderes, amos y señores del Sauqroo, instrumento para aviesos fines personales disfrazado de paladín de los trabajadores universitarios. Qué tristeza.
GRILLOGRAMA
El sindicato soy yo...
En la Uqroo, yo coloco
Al imberbe sindicato
Entre este par turulato:
Uno transa y otro loco
columnacafenegro@gmail.com