Perspectivas del caso Chacho
(COLUMNA EN NOVEDADES) Polémico hasta las cachas, el político Juan Ignacio García Zalvidea fue excluido del proceso electoral de Quintana Roo en curso, en el que aspiraba a ser el diputado de la XVI Legislatura elegido en el Distrito II, postulado por el partido Movimiento Ciudadano, por estar inhabilitado para el cargo por “irregularidades” administrativas durante su gestión como presidente municipal de Benito Juárez, mismas que hasta a la cárcel lo llevaron en su momento por la supuesta comisión de un delito, del cual ulteriormente fue plenamente exonerado, lo que cualquiera entendería como la restitución de sus derechos político-electorales. No es tan simple.
No es concebible, cierto, que una omisión administrativa o burocrática para revertir la inhabilitación por 20 años derivada de un abuso político del entonces omnipotente gobernador priista Félix González Canto y su más que controlado congreso quede por encima de una resolución de la autoridad judicial y hoy afecte al candidato de por Movimiento Ciudadano. El partido que encabeza en el estado José Luis “Chanito” Toledo Medina anunció que recurrirá en la Sala Regional Xalapa del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación la decisión del Tribunal Electoral de Quintana Roo de retirar la candidatura a Chacho.
Lo cierto es que García Zalvidea, desde su exoneración por parte de un tribunal federal del Poder Judicial, solicitó el retiro de la inhabilitación que claramente se entendería quedó insubsistente –los jueces así lo determinaron automáticamente, al exculparlo de las mismas acusaciones por las que fue impedido de ocupar cargos públicos–, pero nadie tuvo la delicadeza de hacerle el menor caso, y ahora el Teqroo, como en un déjà vu, reconoce esa vendetta política del otrora todo poderoso priismo, que tenía como títere al supuesto diputado opositor Manuel Valencia Cardín –simulación– cuidando el changarro de Punta Estrella, como suficiente para echarlo de la contienda electoral.
Esto es importante no solo porque Chacho era –o es, acaso, pues este asunto seguramente pronto estará sub judice–, junto al propio dirigente José Luis Toledo, el activo electoral más importante para Movimiento Ciudadano, capaz por su singular carisma de “inspirar” una mayor votación a favor de los candidatos naranjas en otros distritos cancunenses y más allá, sino porque veríamos tras la resolución del Trife qué tanto se sigue el principio pro homine o se validan las chicanas legales.
No tenemos idea de la opinión personal de cada uno de los integrantes de las autoridades electorales administrativas y judiciales del estado, pero en seguimiento del caso podemos decir que actuaron congruentemente.
Primero, el Instituto Electoral de Quintana Roo no tenía que actuar oficiosamente cuando el registro de la candidatura de Juan García fue solicitado por el partido postulante y rechazarlo, pues nadie lo impugnó. Luego, el Teqroo, al juzgar la impugnación del aspirante, se atuvo a la documentación en la que consta la inhabilitación y recusó la participación de este en la elección. Por último, el Ieqroo se atuvo a la determinación del tribunal local, retiró la candidatura y, según la misma sentencia, dio un plazo razonable a Movimiento Ciudadano para nombrar a otro contendiente. Desde nuestro punto de vista, tanto los consejeros como los magistrados electorales hicieron lo correcto. Ya sabe usted: la tendencia es echarle la culpa a los “nazarenos”.
La pelota estará al final en la cancha del Trife, que por supuesto tiene en principio facultades para considerar más circunstancias que los órganos locales, y no pocas veces se ha decantado por una visión garantista que pudiera favorecer a Chacho.
A ver.
(Fin de columna en Novedades)
HOMÚNCULOS
Au revoir les enfants! Ya acude Quintana Roo a la primera feria internacional importante de turismo con sus propios medios, sin el crucial acompañamiento del inopinadamente extinguido Consejo de Promoción Turística de México; la presencia caribeña es fundamental para México ante el creciente mercado del Medio Oriente. El Arabian Travel Market, en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, será seguramente uno de los más relevantes nodos de negocios para la industria mundial de la hospitalidad, dado su inmenso potencial económico.
El gobierno federal de López Obrador, de la mano de su secretario de Turismo Miguel Torruco Marqués, ya considerado enemigo de Quintana Roo –el lugar de sus éxitos personales, por cierto– y cuestionado por todos –absolutamente todos– los emprendedores y gobiernos estatales y municipales para los cuales el turismo es una actividad toral, operó la supresión de la industria turística mexicana –ha de ser fifí–, pero los estados que dependemos de la actividad no podemos quedarnos con los brazos cruzados.
Nuestra entidad federativa, en un esfuerzo extraordinario, no baja las manos. El Consejo de Promoción Turística de Quintana Roo, que encabeza Darío Flota Ocampo, logró estar presente en ese mercado de enorme potencial por la convicción estratégica del Gobierno de Quintana Roo, cuyo titular Carlos Joaquín González se ha desempeñado en su carrera en los más importantes puestos del ramo a nivel estatal y federal, por lo que entiende muy bien del tema.
¡Adiós niños!, dijo papá gobierno federal a los estados de vocación turística –ninguno más definido como tal que Quintana Roo–, por lo que ahora tendremos que depender de los muy limitados recursos económicos locales para apuntalar a nuestra principal, casi única, actividad económica.
Primera prueba. A ver cómo le haremos.
GRILLOGRAMA
Luto en Movimiento Ciudadano…
Por chicanas feas, bien gacho
Con sus chivas, a la calle
Mandaron en agandalle
Al tremendísimo Chacho
columnacafenegroi@gmail.com