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Los avatares de Valencia



(COLUMNA EN NOVEDADES. INCLUIMOS, COMO OFERTA ESPECIAL DE INICIO DE SEMANA, BONILLA Y A TIRO DE PIEDRA EN LA FOTO) Se ha puesto muy peleada la candidatura del Morena correspondiente al estatal Distrito 15, DEL corazón de Chetumal, pues se da por hecho que el postulante se posesionará del escaño. Así de fuerte sigue el efecto de la causa de Andrés Manuel López Obrador, quien con todo y sus muy cuestionadas decisiones –que no gustan a los pensantes, pero que el pueblo acepta sin el menor cuestionamiento–, crece todavía más en los índices de aceptación popular. La renuncia del regidor Manuel Valencia Cardín al cabildo de Othón P. Blanco parece despejar toda duda de quién es el bueno, pero deja firmes los cuestionamientos sobre el camaleónico personaje, capaz de transmutarse en mil avatares.

Si hubiera un torneo de chapulines políticos en Quintana Roo seguramente la final se la disputarían Maribel Villegas Canché y el susodicho Valencia, ya que han estado en todos los partidos y en todos los frentes con el único afán de hacerse con los puestos. El Chetumaleño –por cierto, damos testimonio, muy mal percibido por sus paisanos– tuvo el cinismo de llegar a la XI Legislatura cobijado por los colores de Convergencia y prestarse a ser un testaferro del gobernador Félix González Canto, que quiso y consiguió controlar al congreso mediante la burda pantalla de un liderazgo opositor al PRI.

Para el colmo de las vergüenzas y en traición a sus compañeros de lucha contra el monolítico partido, el PRI, que nunca hasta entonces había perdido el poder, Valencia se prestó a la traición y entregó las fuerzas progresistas que los postularon al todavía poderoso sistema tricolor.


Manuel montó una farsa y se convirtió en un simple chalán de Félix González, que hizo cierta fortuna gracias a su trabajo de aceitar todo lo que el mandatario priista le ordenaba. Nunca existió un priista más priista y un felixista más felixista que el falsario Manuel Valencia, metamorfoseado tramposamente en opositor. Claro, pero su trabajo sucio en el congreso le valió que le crearan una Secretaría de Cultura a su gusto y con muy buen presupuesto para servirse a placer, aunque el sujeto de ciudadano culto e interesado por la promoción del arte y las actividades relacionadas no tiene un pelo –este testimonio es personal: es sobradamente inculto–.

Pero pues qué más da: si lo de hoy es volverse morenista para obtener un asiento en el congreso, adelante. Lo va a lograr: no hemos dicho que Manuel Valencia sea estúpido; todo lo contrario: posee una inteligencia privilegiada que le permite nadar de a muertito cuando es necesario sin perder un ápice de control de su circunstancia. Para colmo es bastante simpático: cae bien; es buen cuate.

El “izquierdista opositor” incluso fue premiado por sus servicios al sistema con la secretaría particular del gobernador Roberto Borge Angulo, labor que por cierto desempeñó muy bien. De izquierda a derecha, del poder a la oposición, vendiendo lo mismo el traje nuevo al emperador que al pueblo proyectos faraónicos como un hospital imaginario, Manuel Valencia es parte inextricable de nuestra fauna política.


GRILLOGRAMA

Karl Manuel Marx Valencia Engels Cardín…

No nos sorprende que insista

Y a la lista ya se ajuste

Simulando, no se asuste

¡Ser marxista y leninista!













































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