Lavado de manos de Sedesol
(COLUMNA EN NOVEDADES). Un mérito innegable tiene Rosario Robles Berlanga, que por poco más de un mes seguirá siendo titular de la federal Secretaría de Desarrollo Territorial y Urbano, a quien persigue el escándalo como las moscas al aguamiel: sea culpable o no –su última comparecencia el pasado día 17 ante los diputados de la LXIV Legislatura fue un vodevil de acusaciones y lacrimógenas justificaciones, aunque todo siga en el aire, tanto de un lado como del otro, y una que otra canallada, como cuando el ínclito gentleman Gerardo Fernández Noroña le recordó su tórrida vida sentimental–, la famosa “estafa maestra” que protagoniza mantiene a todos, gobernados y gobernantes, con las antenitas de vinil bien erguidas.
Es que las dependencias de vocación social, que suelen manejar recursos fáciles de ser desviados, sienten pasos en la azotea ante una posible cruzada anticorrupción del cuasipresidente Andrés Manuel López Obrador, quien a veces es “amloroso” pero a la menor provocación enseña los caninos con los que podría destrozar a uno que otro califa de la derrotada “mafia del poder”.
Es entre otras cosas por eso, seguramente, es que la delegada de la central Secretaría de Desarrollo Social en Quintana Roo Rosario Ortiz Yeladaqui, quien seguramente no quiere bailar un tango en un cadalso como el que habita desde que fue jefa de gobierno del entonces Distrito Federal su inefable tocaya, merced a su enorme experiencia y notable inteligencia, a la vista de la más tenue luz ámbar echa sus barbas a remojar.
En su capítulo Quintana Roo, la Sedesol –que al principio del gobierno de Enrique Peña Nieto encabezó igualmente Rosario Robles, gestión por la que también es señalada por corrupta, en general con fines electorales del PRI– está muy atenta a las irregularidades que pudiesen presentarse, ya que su delegada sabe muy bien que puede ser muy estar rodeada de dinero pero no ignora que en estos tiempos de alternancias y vindicaciones políticas están puestos todos los ojos sobre su gestión.
Más vale que sosobre y no que fafalte, así que reaccionó ipso facto ante algunas preocupantes llamadas recibidas en su oficina denunciando que espurios trabajadores de visitan domicilios de los beneficiarios de los programas asistenciales de la Sedesol que deben responder una fraudulenta encuesta que recaba datos personales y familiares, quién sabe con qué fin, so pena de perder los apoyos.
Tal vez no sea mayor cosa, pero la exalcaldesa chetumaleña de inmediato comunicó que no hay ningún sondeo oficial en curso, obviamente para prevenir a la población pero es obvio que la advertencia, en caso de cualquier fraude a cometer por otros, le permitirá lavarse las manos, pues la cara siempre la ha tenido limpia, aun habiendo presidido la Gran Comisión del congreso en tiempos bastante borrascosos.
No diremos nada sobre su probable culpabilidad, pero dada la dimensión social de las encomiendas de Robles Berlanga en el gobierno saliente se explica muy bien la ira de las opinión pública: defraudar a los pobres es una vil canallada.
Ortiz Yeladaqui dice, pues: no, muchas gracias.
HOMÚNCULOS
Se derrumba México: a horas después de darse a conocer el resultado de la consulta sobre el aeropuerto, pierde el peso frente al dólar, la bolsa se estremece y los inversionistas reaccionan con indignación.
Entre todos los vaivenes e incertidumbres, el gobierno federal entrante de Andrés Manuel López Obrador ayer, aun sin haber tomado posesión ni procesado en su paupérrimo pensamiento las consecuencias de sus actos, desplazó a México del estatus de un país más o menos digno de crédito –en sentido financiero, sí, mas político también, por desgracia– al de uno de alto riesgo para las inversiones y la confianza para hacer cualquier tipo de tratos, que no solo son negocios entre señoritingos.
El hombre alega falazmente principios democráticos, ya que sabía perfectamente que sus mayoritarios votantes –encabezados por una empoderada horda de “pejezombies”–, lo apoyarían hubiese planteado lo que plantease, por muy estúpida –y sobradamente estólida lo es– la propuesta de solución aeroportuaria para la Ciudad de México y el país. Solo por desquitarse de la “mafia del poder” que lo bateó durante 18 años devuelve al país de un concepto emergente al sótano del tercer mundo.
Ahora sí se entiende esa supuesta conseja del “peligro para México”. Por desgracia no era “petate del muerto” de los reaccionarios para defender sus privilegios, como los principales periódicos del mundo lo destacaron de inmediato.
A ver cómo nos va.No pinta nada bien la cosa. Nos costará mucho en tiempo y esfuerzo tomar las dimensiones de esta inmensa idiotez que nos iguala a Somalia o Haití, por ejemplo: así de grave.
GRILLOGRAMA
No es lo mismo, ni es igual…
Al percibir algo raro
Yeladaqui salió y dijo
Quiero dejar algo fijo:
No soy Chayo, sino Charo
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