Delincuencia: trompo a la uña
El gobernador Carlos Joaquín González lanzó hace un par de días la aplicación del llamado Modelo Óptimo de la Función Policial que incluye medidas agresivas, coordinadas y prioritarias para frenar el avance de la delincuencia en la entidad. No por el gobernante ni por su imagen, sino por el bienestar de la sociedad, es necesario valorarlas y apoyarlas si tienen visos de funcionar, pues a pesar de que no faltan quienes mientras más asesinatos haya más felices son, la mayor parte de quienes vivimos aquí deseamos que lo que hagan los gobiernos funcione y se frene, a la voz de ya, esa tendencia de crecimiento de la violencia criminal.
En Quintana Roo hay muchas personas –para vergüenza nuestra, una buena cantidad de periodistas entre estas– que parecen solazarse cada vez que surge, por desgracia de manera cotidiana, la noticia de una asesinato, especialmente si tiene pinta de tratarse de una ejecución de la delincuencia organizada.
Da la impresión de que muchos colegas se complacen en contar con más sangrientos argumentos para denostar a los gobiernos y eso, aunque dé nota y venda periódicos o genere audiencias, es nefasto, pero es innegable que las cifras se han disparado en tiempos recientes y no deja de ser obligación de los buenos periodistas señalarlo y criticarlo, pues se trata de que todos, como sociedad, hagamos lo que esté en nuestras manos para revertir esta situación: nos toca exigir a las autoridades que actúen, que resuelvan, y en eso quienes informamos tenemos una tarea crucial a llevar a cabo.
El problema es serio, pues las cifras son exponenciales. En lo que va del año en Cancún –la ciudad más grade y más violenta del estado– se registran 206 asesinatos: 1.3 homicidios por día. Eso es intolerable, como para prender focos rojos y demandar acciones decididas e inmediatas.
Tampoco sirve, sino perjudica mucho, pintar escenarios dantescos que pudieran distorsionar la realidad, creando zozobra y miedo no proporcionales a la realidad, afectando el estado de ánimo de la sociedad hasta el grado de generar angustia y depresión en los individuos que de pronto se sienten en el noveno círculo del infierno de Dante. Hay que informar para exigir a los gobiernos que cumplan con su misión de brindar seguridad pero no victimizar a la sociedad nutriendo con lujo de morbo sus peores pesadillas.
En general las personas se molestan mucho por que se arguya la importancia del turismo para pedir objetividad a los informadores, que por tentación de destacar, ganar las ocho columnas o de plano mala fe manejan las notas policiacas con amarillismo, pero aunque el bienestar y la seguridad de los quintanarroenses debe ser el motivo principal de todos, no lo podemos dejar a un lado, pues por lo menos el 85 por ciento de la actividad económica en el estado está relacionada con la industria de la hospitalidad, que desde luego es sensible a la nota roja, sobre todo a nivel internacional, con los famosos warnings del Departamento de Estado del vecino del norte, el gobierno del estado de Texas de aquella nación –principal emisor de turistas hacia nuestros balnearios– y de varios países europeos, entidades todas que muchas veces aprovechan las noticias escandalosas para servir a intereses comerciales.
Durante el mes de mayo, de todo el país Guanajuato fue el estado con mayor cantidad de asesinatos derivados básicamente de la actividad de las bandas criminales que en otros lados son narcos pero ahí se dedican básicamente al robo de combustibles, conocidos como huachicoleros: hubo 256 muertes violentas. Las cifra por día es de 8.3 asesinatos diarios que se puede contrastar con el 1.3 que referíamos para Cancún, ciudad que con mucho aporta la mayor parte de los números negros de Quintana Roo.
La situación en el norte del estado es muy seria, y en el tradicionalmente pacífico sur la inseguridad, la delincuencia y la presencia de hampones, temas antes desconocidas, ya forman parte de las charlas cotidianas. Esto no se puede soslayar, pero si se trata de exigir a las autoridades que no se queden cruzadas de brazos debemos tomar muy en serio las iniciativas que se lancen y, en lo posible, colaborar para que funcionen.
Durante el tiempo que lleva la actual administración y sobre todo después de los sucesos de enero de 2017–la balacera en el “antro” Blue Parrot de Playa del Carmen y el impactante ataque a la Vicefiscalía en Cancún– se tomaron medidas serias para mejorar la seguridad pública, cuya infraestructura y recursos humanos fueron dejados en estado de desastre por el gobierno de Roberto Borge Angulo. Muchas patrullas, capacitación de los elementos, equipamiento... pero los índices de criminalidad siguen en ascenso. No dudamos que lo hecho haya servido, pero queda claro que había que apretar más el paso pues la delincuencia ha estado ganando la carrera.
¿Será el plan presentado por el gobernador, por fin, la punta de lanza para revertir esa tendencia alcista de la inseguridad? Veamos.
LA DICHA INICUA…
No se parte de cero y por supuesto nuestro estado, ni aun la más violenta zona norte, se consumen en las llamas del averno. Según Carlos Joaquín “tenemos resultados al cumplir con la media nacional, que establece la ONU, de tres policías por cada mil habitantes –sumando los elementos de la Policía Estatal con las corporaciones municipales–, lo que permite alcanzar una cifra aproximada de cuatro mil 500 policías, pero todavía es insuficiente, pues para alcanzar el número óptimo se requieren mil 763 policías más”.
¿Qué es entonces lo que propone el mandatario en el nuevo modelo policial presentado el domingo? La información oficial destaca cinco puntos: fortalecer la capacidad operativa de las corporaciones policiales preventivas en términos del número de elementos operativos mínimos para atender la función de seguridad pública, con relación al número de habitantes; profesionalización; dignificación de los elementos policiacos; creación de áreas sustantivas y grupos especializados de elementos; certificación, y contratación de más policías.
El gobernador asegura que en esta administración no hay corrupción en cuanto a enfrentar a la delincuencia se trata, y de alguna manera responsabilizó a la precedente de acostumbrar a los criminales a negociar –en un discurso que se repite desde principios del año pasado–, pero esta vez habló de garantías que nos permitirán exigir resultados, pues recordó que se crearon la Policía Procesal y la Cibernética, además de que se cuenta con un avance del 80 por ciento en la instauración de la Unidad de Operaciones Especiales y fue instituida la Comisión de Honor y Justicia, que presenta un avance de 93 por ciento. Por otra parte se aprobó la elaboración de una base de datos de elementos con mal desempeño. Se entiende que, aunque todavía no se note en la seguridad pública, hay en marcha una depuración que pronto debiera dar resultados.
En relación con el Modelo Óptimo de la Función Policial, el secretario estatal de Seguridad Rodolfo del Ángel Campos informó que Quintana Roo cuenta con mil 112 elementos, lo que se traduce –registra el comunicado– en una media real de ocho elementos por cada mil habitantes, de acuerdo con el Diagnóstico Nacional de Policías Preventivas de los Estados del País de enero de 2018.
“‘Anteriormente no había policías certificados, las evaluaciones de control y confianza a policías en activo eran mínimas, y sólo el 20 por ciento de la fuerza policial tenía capacitación en protocolos básicos de la función pública’, señaló Del Ángel.
“‘Hoy, 448 policías han sido capacitados en los seis protocolos básicos de la función policial y se cuenta con la Comisión Estatal del Servicio Profesional de Carrera Policial para continuar fortaleciendo la formación de los cuerpos de seguridad’, informó.
“Indicó que para el año de 2018 se tiene aprobada la contratación de 600 policías operativos, y se elaboraron tres convocatorias de reclutamiento en diciembre de 2017, la última tiene vigencia hasta junio de este año.
“También está en proceso la entrega del Certificado Único Policial a 400 elementos y, a su vez, mil 62 elementos operativos han aprobado los exámenes de control y confianza, lo que representa el 95 por ciento de la fuerza policial”. Hasta aquí el comunicado.
HELADA MADRINA
De esta estrategia podemos decir que si no funciona –a lo cual estamos más que acostumbrados tras décadas de discursos gubernamentales hueros y demagógicos–, nada mejorará pero tampoco hará daño. El que corre un verdadero riesgo es Carlos Joaquín, pues se trata de una apuesta ambiciosa para responder a la demanda más sentida de la población en lo que va del siglo, asignatura por lo menos pendiente.
Al ser presentada como una estrategia cuidadosamente estudiada y estructurada se supone que ahora sí tendremos resultados. Los podremos exigir, y los vamos a exigir.
Ahora sí el gobernador hizo una apuesta cuyo resultado será definitivo para la calificación histórica de su mandato.
Bueno: al menos tomó el riesgo.
GRILLOGRAMA
Allá usted…
–Si esta promesa yo rompo
Aquí perderé el honor–
Concluyó el gobernador…
¡Y a la uña se echó el trompo!