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Morena palidecida




(COLUMNA IMPRESA EN NOVEDADES. CLIC EN IMAGEN). Cada sexenio hemos visto un panorama similar, aunque no somos agoreros ni de los que consideran a Andrés Manuel López Obrador un “peligro para México”, pero suponiendo que fuésemos sus seguidores ya nos deberíamos empezar a preocupar: no parece estar arrasando como hace unas semanas con dos dígitos y hasta dos decenas de popularidad; hay proyectos que se le acercan y que desde luego lo amenazan. Los pejezombies por supuesto no pueden darse cuenta de eso porque en su universo no existe nada en el mundo que no sea su líder, pero la sinfonía –una vez más, como hace seis y 12 años–, desliza cacofonías discordantes, notas fuera de tono y posibilidades de que esta vez tampoco se pueda alcanzar el paraíso. Ya le están pisando los talones. Los fanáticos y su líder son felices durante cinco años y de repente, a mediados del sexto, se encuentran con que hay muchos intereses, otros partidos y varios actores que no gustan de tomar las largas hojas de plátano tabasqueño para hacerle ventilaciones, sino que odian la idea de que llegue a convertirse en presidente de México.

Lo dijo Ricardo Anaya el domingo al cerrar precampaña y lo han confirmado a inicios de semana una tras otras las encuestas: “Chicken Little” y “Peje” ya se andan dando un tiro, pues la definición de cuatro puntos porcentuales o menos ya es un hecho. Ya no es “San Andrés” con 20 puntos de ventaja cuando no tenía competencia: ahora es un partido Morena que ya no parece tan “raza de cobre”, pues mexicanos a los que nunca había preguntado, fuera de su fanatizada corte de intelectuales senescentes de una izquierda setentera –y sesentera: pregunta a Poniatowska– que le siguen, pudieran tener otra cosa que decir. Palidecen.

Morena ya no se ve tan broncínea, tan “vasconceliana”, y lo más probable es que en estados como Quintana Roo, donde hizo a un lado militancia por oportunidades deberá ejecutar malabarismos para hacer efectivo el bono lopezobradorcista.

En Quintana Roo, platea que tradicionalmente se ha desgañitado por Andrés Manuel, hasta corre el riesgo de que la pérdida de melanina en su piel le haga restas que no esperaron en cinco años de peñanietismo.

Lo hemos visto. ¿Volveremos a verlo?









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