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Góber en bicicleta

La ley para proteger a periodistas y activistas lleva 42 días en comisiones… ¡y contando!

(COLUMNA EN NOVEDADES. CLIC EN IMAGEN). La verdad es que Mariano González Zarur no tiene que tomar un avión para ir de Tlaxcala a Apizaco, las dos ciudades más importantes del estado que gobierna, pues distan unos minutos por carretera –19 kilómetros–, ni es necesario que viaje constantemente a otras latitudes para promover los atractivos para los visitantes de su entidad –muy bella por cierto, pletórica de cultura e historia, pero cuya actividad económica predominante no es ni con mucho la turística o alguna otra que requiera trasladarse largas distancias muy seguido–.

Quintana Roo, estado que gobierna Carlos Joaquín González, implica una realidad diametralmente opuesta: entre la capital Chetumal y Cancún, que es la ciudad más poblada y económicamente más importante, median 380 kilómetros de carretera, que en condiciones muy favorables y sin omitir cierto riesgo por la velocidad excesiva implicarían por lo menos unas cuatro horas de viaje. ¿Alguien en sus cabales pretendería en serio que el gobernador viajara en autobús las tres o cuatro veces que tiene que cubrir a la semana, de sur a norte, nuestra alongada geografía?

El gobernador de Quintana Roo, estado cosmopolita y que tiene infinidad de intereses fura de su territorio, potencia turística que demanda de él promoción permanente y personal, debe viajar con mucha frecuencia por la república y el extranjero: no hacerlo implicaría cancelar oportunidades de negocios, inversión, empleo y desarrollo, aspectos en los que se consolidan liderazgos crecientes y hacen que el estado tenga uno de los rendimientos económicos más notables de México.

A ciertos críticos del gasto en transporte aéreo sólo les faltó exigir que Carlos Joaquín y todos los funcionarios de su gobierno viajen en bici para no gastar en avión, mas que aparecieran publicados los datos sobre el consumo de la administración pública en ese rubro debe verse de manera positiva: la transparencia no es sólo un exigencia ciudadana que debe crecer, consolidarse e incluso ser muy agresiva, pues pocas usanzas gubernamentales han dañado tanto a nuestro país al propiciar la corrupción como la opacidad, sino que al ejercerse abona a la gobernabilidad.

El titular de hacienda Juan Vergara Fernández tuvo que salir al paso de las críticas asegurando que los viajes en comento en buena parte fueron de la anterior administración, incluyendo muchos realizados con fines recreativos, de placer y ajenos al interés público, mientras que los del gobierno actual corresponden a encomiendas de trabajo.

Aunque será difícil determinar entre las críticas cuales corresponden a una sana e incisiva exigencia ciudadana de que el gobierno explique con claridad el uso de los recursos del pueblo y cuáles más bien están motivadas en inquinas políticas e intereses soterrados, no creemos que haya que quejarse.

Si el gobierno responde a cabalidad, sale ganando. Dicen los gringos a complain is a gift: una queja es un regalo. Así hay que verlo.




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