Presupuesto, mayor a lo esperado
La ley para proteger a periodistas y activistas lleva 38 días en comisiones… ¡y contando!
(COLUMNA EN NOVEDADES. CLIC EN IMAGEN). A pesar de la difícil situación por la que atraviesa el país –severamente agravada por los sismos de septiembre, que si bien por ventura no resultaron tan costosos en vidas humanas sí lo fueron en pérdidas materiales, privadas, comunales y públicas– Quintana Roo logró un incremento para su presupuesto interno para 2018 dos millones de pesos mayor al del año en curso, hasta superar los 28 mil 400. Juan Vergara Fernández, titular de la Secretaría de Finanzas y Planeación, afirmó que dicho monto deberá alcanzar para cubrir las necesidades principales del estado, teniendo como prioridad el rubro de seguridad, la atención en educación y salud de las 300 comunidades más rezagadas y la infraestructura turística.
En verdad se veía difícil que nuestro estado alcanzara por lo menos el gasto presupuestado para este año, de manera que el incremento anunciado debe considerarse como una excelente noticia, pues en México el horno no está para bollos. Tras varias semanas de noticias de daños catastróficos derivados de los temblores que estremecieron a los estados del sur y centro de México –la capital incluida– y de necesidades ingentes de recursos para la reconstrucción, empezando por afectaciones en renglones tan sensibles como el escolar y, desde luego, la vivienda, ya casi nos habíamos resignado a una contracción severa del presupuesto local. No fue así: Juan Vergara informó que incluso el C5, infraestructura estratégica para la seguridad y el combate a la delincuencia –tema que es con mucho el más sensible, sobre todo en el norte turístico–, será construido.
La verdad es que la compleja, dificilísima configuración de un presupuesto mayor al del anterior ejercicio requirió de un esfuerzo previo para la puesta al día de nuestra deficitaria balanza de pagos de la deuda heredada, un desempeño administrativo disciplinado, la optimización de los recursos para no frenar el crecimiento del estado y el consenso de diversas fuerzas actuantes, muchas de las cuales se alinean de hecho con la oposición al gobierno de Carlos Joaquín González.
Hace un par de días comentábamos en este espacio que el gobernador trabajó de cerca con todos los diputados federales quintanarroenses para lograr mejores condiciones en la repartición del presupuesto para las entidades federativas, encabezando incluso una misión para reunirse con el líder camaral Jorge Carlos Ramírez Marín, y he aquí los resultados de ese esfuerzo plural.
Juan Vergara no omitió destacar que Quintana Roo logró al cabo de un año de la actual administración pública subir, partiendo del décimo octavo, al primer lugar en recaudación fiscal –“la fórmula es compleja; no sólo es la recaudación, sino la calidad de los procesos y la productividad”, declaró el secretario–, de manera que no todo fue austeridad o reingeniería, sino también eficiencia y, más importante que nada, confianza de los gobernados.
A la luz de estos datos, aquello de la tan famosa cuanto criticada reestructuración de la abultada deuda de Quintana Roo no era vacilada ni cortina de humo: el responsable de las finanzas estatales prometió viabilidad, y eso tenemos, con un presupuesto que rescata un margen de maniobra que, por desgracia, el mismo país difícilmente podrá alcanzar.
HELADA MADRINA
El gobernador de Quintana Roo seguramente conocía bien el riesgo de criticar la moción de la XV Legislatura para que Quintana Roo vuelva a la zona horaria anterior a la reforma a los artículos 2 y 3 de la Ley del Sistema Horario en los Estados Unidos Mexicanos, con la que se referenció al meridiano 75 a Quintana Roo, denominando a esta “Zona Sureste”, con una hora más respecto a la “Centro”, lo que significa desde luego una hora menos de diferencia respecto al Meridiano de Greenwich. Surgió una desabrida andanada en redes sociales con muy poco conocimiento de causa y nula lógica, y no dudamos que como en 2014 tal vez marche un par de despistados –o menos: como cinco– del Museo de la Cultura Maya al Palacio de Gobierno, pero son molestias que hay que pasar siempre cuando se tiene que sostener decisiones impopulares, por la sencilla razón de que así convienen al interés general.
En entrevista banquetera, Carlos Joaquín dio a entender que no debiera regresarse a la situación horaria anterior, pues la actual derivó de una decisión de la Cámara de Diputados en la LXII Legislatura, tras votación del 4 de diciembre de 2014 con resultado de 258 legisladores a favor, uno en contra y una abstención, con sufragios distribuidos entre todos –todos– los partidos representados.
Carlos Joaquín recordó que en ese entonces la reforma legal fue motivada en parte por los argumentos de los diputados de Quintana Roo en el sentido de que una hora vespertina más de sol beneficiaría a las actividades del turismo, amén de otros factores de competitividad a favor de esta industria, como la conectividad sin cambio de horario con los aeropuertos de la zona más poblada y económicamente más importante de Estados Unidos y Canadá –principales aportadores de turistas foráneos para México– y la asimilación a los horarios de los máximos y más agresivos competidores de Quintana Roo en el Caribe, especialmente Cuba, Jamaica y República Dominicana, pero sobre todo por el criterio del ahorro energético –en consumo de electricidad– que desde hace muchos años –con razón o sin ella: no es el punto– fue adoptado por el país.
Sin embargo lo más fuerte de la breve declaración del fin de semana por parte del gobernador fue que no dudó en calificar de populista al punto de acuerdo adoptado por la XV Legislatura local.
Nos consta: hasta los colegas más inteligentes e informados adoptaron las causas meramente políticas y antigobiernistas que repudian la adopción del actual horario, francamente desinformadas y “apapachadoras” del griterío de la plebe –no se ericen: así se dice, sin insulto–, que esgrime argumentos baladíes como la afectación al sueño de los niños, que bien pueden acostarse –como seguramente lo hacen– una hora más temprano con respecto a la rotación del planeta frente al sol. ¡Hágannos el favor: los activistas cibernéticos “repudian el horario yankee”, pero no tanto como para salir a las calles de Chetumal a marchar contra la medida. Es una jalada ya no digamos populista, sino populachera de las dudosas redes sociales que inflamaron al país al son del “Yo Soy 123” de las niñas bien de la Ibero y de ahí se fueron al Auditorio Nacional a embelesarse en primera fila de 10 mil pesos el boleto con las baladas de Luismi, para olvidarse del tema y nunca jamás volver a acordarse.
Mas, a no ser que acaezca algo extraordinario –extraordinario sería que prosperase el antedicho cuanto abstruso punto de acuerdo, populista, según la calificación del gobernador–, no volveremos al tema, pues al parecer estamos casi solos al sostener que hay mucha grilla y nada de razón en la iluminación del carismático “horario rebelde”.
Buenas noches y felices sueños, diría Juan Pestañas, porque mañana hay que madrugar. Paciflorine para los chiquitos.
LA DICHA INICUA…
A menos que alguien proponga una reforma al artículo 22 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos no se podrá cortar las manos, como se hace en Arabia Saudita y otros países de regímenes fundamentalistas religiosos, a Mauricio Rodríguez Marrufo, a pesar de que se comprobó en juicio penal su culpabilidad en la apropiación indebida de caudales públicos.
Nuestra ley fundamental dice en el citado numeral que “Quedan prohibidas las penas de muerte, de mutilación, de infamia, la marca, los azotes, los palos, el tormento de cualquier especie, la multa excesiva, la confiscación de bienes y cualesquiera otras penas inusitadas y trascendentales. Toda pena deberá ser proporcional al delito que sancione y al bien jurídico afectado”.
El funcionario dilecto de Roberto Borge Angulo deberá recibir el castigo que la ley y la recta interpretación de la misma por parte de los jueces determinen. Lo sentimos –y de nuevo aquí nos dirigimos en vano, pues en general no leen, a nuestros furibundos amigos del feis–, pero no verán rodar su cabeza ni que se le azote, por lo menos de parte de los administradores de justicia. Pero ojo:
No obstante que ya está libre porque cumplió ya la pena a la que fue condenado e hizo la respectiva reparación del daño, cabrá muy bien a los perseguidores del borgismo y sus vestigios plantearse la cuestión de la extraña disposición de la millonaria suma reclamada por el juzgador para resarcir al erario, pues son cantidades imposibles de explicar en razón de los ingresos de un burócrata de medio pelo. Puede haber enriquecimiento ilícito, operaciones con recursos de procedencia ilícita y, en una de esas, hasta delincuencia organizada. Hablamos ya de delitos de otro calibre.
El mismo numeral de la Carta Magna da una idea bastante clara del espíritu de la ley cuando se trata de tutelar garantías de los supuestos delincuentes, que no impunidad: “No se considerará confiscación la aplicación de bienes de una persona cuando sea decretada para el pago de multas o impuestos, ni cuando la decrete una autoridad judicial para el pago de responsabilidad civil derivada de la comisión de un delito. Tampoco se considerará confiscación el decomiso que ordene la autoridad judicial de los bienes en caso de enriquecimiento ilícito en los términos del artículo 109, la aplicación a favor del Estado de bienes asegurados que causen abandono en los términos de las disposiciones aplicables, ni la de aquellos bienes cuyo dominio se declare extinto en sentencia”.
El contralor Rafael del Pozo Dergal ya declaró que la secretaría que encabeza no ha renunciado a entablar un proceso administrativo que pudiera derivar en una severa sanción, sin descartar una larga inhabilitación para el ejercicio de funciones públicas, aunque suponemos que Mauricio Rodríguez ya no quiere queso, sino salir de la ratonera.
Para beneplácito de los justicieros de los crímenes del vilipendiado borgismo, esta historia dista mucho de haber acabado.