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El amor acaba


(COLUMNA EN NOVEDADES. CLIC EN IMAGEN). Después del informe “dúplex” --con un acto en Chetumal y otro en Cancún-- quedó claro que Carlos Joaquín González mantiene muy buena parte del capital político que lo llevó a la gubernatura, pero el propio mandatario deberá tener claro que el capital del “cambio” sólo bastó para el primer año y que, en adelante, la demanda de resultados tenderá a ir al alza.

La mayores expectativas del sur --desarrollo económica--, del centro --superación de la pobreza-- y del norte --seguridad y erradicación de la delincuencia-- no quedaron respondidas con suficiencia, pero el corazón de sus mensajes al pueblo --el combate a la corrupción de los años anteriores y el cierre de espacios para la impunidad-- dio una explicación que satisfizo a la mayor parte de la ciudadanía; el segundo año, seguramente, no será tan benignamente ponderado.

El titular del Poder Ejecutivo quintanarroense dejó claras las causas de que la “varita mágica” no haya funcionado a casi 12 meses de su toma de posesión: la corrupción generó el desmantelamiento de las instituciones y debilitó sus más básicas funciones, generando abusos que provocaron la desconfianza y el rechazo de la ciudadanía, pero ofreció a la gente, como moneda de cambio, los resultados crecientes de su combate a la impunidad: hay más de 50 líneas de investigación, que involucran a más de 50 exservidores públicos. “Derivado de nuestras acciones --observó--, se encuentran en prisión, enfrentando a la justicia, el exgobernador Roberto Borge Angulo y tres de sus funcionarios cercanos. Asimismo --dijo-- se busca a una decena más de dicho grupo”.

No se cuenta con los empleos que Chetumal y los poblados rurales esperan y ya hay cierta impaciencia, pero Carlos Joaquín explicó que para superar las marcadas diferencias entre el desarrollo del norte del estado con el rezago de la zona maya y el estancamiento del sur, el gobierno trabaja con dos principales estrategias: consolidar el liderazgo internacional de la actividad turística, y sentar las bases para diversificar la actividad económica. Eso va a ser exigido este año.

Otro rubro que ya no admitirá dilación será el problema de la inseguridad y la violencia criminal que siguen lacerando al norte turístico de Quintana Roo. Para explicar este flagelo el gobernador también recurrió al pasado, al que necesariamente se liga todavía nuestro devenir como entidad federativa: durante la administración anterior “las organizaciones criminales se fortalecieron y empoderaron hasta el punto de retar al estado y sus instituciones”. Urge romper las ataduras.

El recuento de la infrestructura y equipamiento logrado gracias a la salud financiera de la que hemos dado cuenta en estos meses permite abrigar razonables esperanzas en estos rubros y en otros pero, como dijera el clásico, “el amor acaba”.Seremos optimistas.



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