20-25: de Hendricks a Joaquín
COLUMNA EN NOVEDADES. A partir de 2005 y durante 11 años y medio, de manera por demás displicente los gobiernos de Quintana Roo se conformaron con ofrecer al sur de Quintana Roo las migajas de un falso, equívoco desarrollo turístico apoyado por una ficticia promoción de Chetumal y sus alrededores como atractivos mundiales.
No significa que los muchos atractivos naturales, históricos y culturales de la región sur del estadio deban ser ignorados o menospreciados. No cabe duda de que sí hay futuro en el desarrollo turístico de la zona, pero una y otra vez se ha cometido el error de tomar el modelo del norte, con sus destinos de clase mundial.
El target comercial de la incipiente industria turística de Chetumal y Bacalar es muy distinto al del de los municipios ubicados de Tulum hacia el norte, donde --sin menoscabo de una ya exitosa diversidad-- domina y seguirá dominando el turismo de sol y playa. Los atractivos meridionales de la entidad --eco-arqueológicos, gastronómicos y de aventura, sobre todo-- no lo son precisamente para la clientela mayoritariamente estadounidense que visita Quintana Roo y que, sin menospreciar de ninguna manera otros mercados que son o pudieran ser muy prósperos, es en la que se basa su el liderazgo nacional y hasta continental en dicha industria.
Afrontémoslo entonces: Chetumal nunca será Cancún, Playa del Carmen, Cozumel, Isla Mujeres ni Tulum; ni siquiera Holbox, vamos. Aquí y los alrededores hay hoteles, zonas arqueológicas, balnearios, y atractivos de playa-náuticos, entre otros, que hay que fortalecer y ofrecen sin duda muy interesantes perspectivas, pero no cabe de ninguna manera esperar que toda la población de más un cuarto de millón de personas se dedique al turismo, como prácticamente sucede en los destinos del norte. Es necesario establecer otra vocación para la zona.
Este realidad fue claramente percibida hace por lo menos tres lustros, cuando el gobernador Joaquín Hendricks Díaz (1999-2005) lanzó su Plan Gran Visión 20-25, un proyecto de desarrollo a un cuarto de siglo coherente y estructurado. Ya hablaremos de otros interesantes factores, como el desarrollo de puertos logísticos y comerciales --de los que mucho sabe por cierto el polémico gurú de Carlos Joaquín González, Juan de la Luz Enríquez Kanfachi--, pero nos referimos ahora a los que son de interés para la zona de influencia de la capital: Chetumal podría convertirse en un hub de comercio internacional en base a su posición geográfica, condición fronteriza e infraestructura de comunicación --existente y potencial-- terrestre y aérea, sin descartar la marítima. Ahí está la verdadera vocación, no en el turismo lamentablemente condenado a ser menor.
Ya para 2005 el reporte del 20-25 de Hendricks había excluido el tema de un recinto fiscalizado estratégico, la ampliación del aeropuerto internacional y la construcción de vías terrestres comerciales como la de Caobas a Arrollo Negro, en el Petén guatemalteco. Falta de voluntad de la federación, problemas legales, intereses mezquinos de los comuneros del ejido Chetumal, donde se asienta el aeropuerto, y hasta los conflictos limítrofes con Campeche cerraron las puertas para lo que hubiera podido convertirse en un nodo comercial para el país, Norteamérica, Centroamérica y el Caribe.
Sin embargo, muchas de las trabas en los años subsecuentes cedieron y otros nudos dejaron de ser gordianos, mas los gobiernos de Félix González Canto y Roberto Borge Angulo tiraron al excusado el Plan 20-25 y aseguraron para Chetumal un rezago de más de una década para desarrollar su verdadera vocación, que es y siempre ha sido la comercial.
Existen mil detalles por analizar al respecto de este que es sólo una posibilidad de las que el estado tiene para diversificarse económicamente sin sueños guajiros --como la también abandonada escalera náutica, verbigracia--; ya las estaremos analizando, pero parece que ahora hacerlo tendría sentido: Carlos Joaquín González está muy interesado en los temas y se están trabajando.