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Descuentos y economía


COLUMNA EN NOVEDADES

Justo el martes iniciábamos el año de este su espacio Café Negro refiriéndonos a la necesidad de que el gobierno de Carlos Joaquín González no vaya a mantenerse refugiado en el discurso de la esperanza --y peor: la desesperanza-- en el entorno nacional y mundial para el desenvolvimiento de nuestra economía. Más tarde, en rueda de prensa, el mandatario quintanarroense daría claras señales de vida en este sentido, que deben justipreciarse.

Sostenemos que los gobiernos locales, sin descuidar lo nacional y lo global, tienen la obligación primordial de atender el hic et nunc, el aquí y ahora de las comunidades y la gente, muchas veces para contrarrestar condiciones adversas que presentan las realidades mexicana e internacional. Es que, decíamos, para donde volteemos el panorama para el año que comienza y los subsecuentes es borrascoso: Donald Trump, Estados Unidos y su furibundo antimexicanismo; Vladimir Putin y Rusia tratando de establecer una sospechosa hegemonía en los espacios que el presidente gringo dejará disponibles por su cerrazón ultranacionalista; el tigre chino de Xi Jinping se afila las garras para pelear por los despojos, entre los cuales destaca por razones geopolíticas y económicas nuestro México.

Ayer leíamos en las redes sociales manifestaciones de insatisfacción por los anuncios de descuentos y exenciones en los derechos que la población deberá pagar al gobierno estatal este año. Poca cosa para muchos. Creemos que hay un error de apreciación. Cierto es que el costo anunciado el año pasado para el emplacamiento vehicular a llevarse a cabo en 2017 parecía elevado en el contexto nacional, pero con una reducción de más del 50 por ciento ahora luce competitivo. Muchos trámites más tendrán reducciones en los cobros que realiza la Tesorería de Quintana Roo, con varios subsidios del 100 por ciento.

La verdad no puede parecernos poca cosa el anuncio, pues si se hizo un escándalo de opinión pública por el anuncio del cobro por el emplacamiento no entenderíamos por qué una reducción tan importante debiera ser desestimada. Es obvio que el tremendo golpe del gasolinazo --que se pagará no sólo una vez, sino cada ocasión en que se cargue combustible--, el alza en las tarifas eléctricas y la cascada inflacionaria que parece inevitable hacen que cualquier buena noticia palidezca, pero si lo que queríamos era ver que en el ámbito local se tomaran acciones, por algo se empieza.

Eso es justamente lo que pedíamos: que la administración estatal determine medidas anticíclicas, como llaman los economistas a las que buscan estimular el mercado interno para enfrentar las recesiones.

No hay otra: no podemos modificar el cerebrito de Trump, pero el gobierno local sí debe buscar ahorros para las familias y estímulos al consumo. Si esto se hace política pública, ahí es donde hay que buscar las buenas noticias, aunque parezcan pequeñas.

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